Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

Esconjuramiento aragonés. Popular

viernes, 19 de junio de 2015

Los Gnomos del Moncayo

 Cuando el Moncayo se cubre de nieve, los lobos, arrojados de sus guaridas, bajan en rebaños por su falda, y más de una vez los hemos oído aullar en horroroso concierto, no sólo en los alrededores de la fuente, sino en las mismas calles del lugar; pero no son los lobos los huéspedes más terribles del Moncayo...
 Gustavo Adolfo Bécquer

AVISO

Tenemos en Aragón una suerte de diminutos seres.
Son los llamados Duendes, o aquí en nuestra tierra aragonesa Diapllerons o Nemos ( también llamados Menos ).
En ocasiones, en este compendio de pequeños seres se confunden entre ellos pero claro, etnológicamente hablando, Aragón difiere de un pueblo a otro por muy cerca que estén entre ellos.
Unos de estos seres, también estrechamente relacionados con la Diosa Tierra y con el elemental Tierra son los Gnomos, y los más famosos entre todos ellos, son los del Moncayo.
Bécquer ya nos habló de ellos en una de sus más famosas leyendas titulada "El gnomo".
Las leyendas de Bécquer, escritas en la soledad de los entremuros del monasterio de Veruela son algo realmente magnífico. Universal.
Y esta, es una de mis predilectas.

Monasterio de Veruela. Lugar de inspiración de los Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer

Nos cuenta la leyenda del poeta sevillano la historia de las hermanas Marta y Magdalena. Cómo desobedeciendo la voz de un sabio ( como lo son la mayoría ) anciano del lugar una de ellas se adentró en el monte para buscar agua en la fuente una vez ya tocadas las campanas de la iglasia al atrdecer.
Era en ese momento cuando el gnomo salía de la fuente.
Cuando el gnomo con leves susurros va encantando a las muchachas y les promete su tesoro, sus secretos. Pues el gnomo es el guardian de todo lo que hay debajo de la tierra. 
El oro y las joyas, los manantiales y las minas. Todo

Ilustración explicativa de la leyenda "El Gnomo"
El viento, habló a Magdalen y la instó a apartarse del lugar maldito. A huir. A correr a casa.
El agua sin embargo, através del gnomo encandiló a Marta y con promesas de secretos y tesoros, consiguió llevarla al rio y una vez allí llevársela para siempre.
Marta pèrtenecerá para siempre a los dominios del gnomo. Marta y muchas personas que han desoido los sabios consejos de la gente del lugar.
De Marta tan solo encontraron al día siguiente el cántaro roto.
Se dice que aún hoy, si se sabe escuchar y se acude a las fuentes pasada la hora, puede oirse la voz de Marta entre los susurros del gnomo.
En la fuente.

Callaron el viento y el agua, y apareció el gnomo.

El gnomo era como un hombrecillo transparente: una especie de enano de luz, semejante a un fuego fatuo, que se reía a carcajadas, sin ruido, y saltaba de peña en peña, y mareaba con su vertiginosa movilidad. Unas veces se sumergía en el agua y continuaba brillando en el fondo como una joya de mil colores; otras salía a la superficie y agitaba los pies y las manos, y sacudía la cabeza a un lado y a otro con una rapidez que tocaba en prodigio.

Marta vio al gnomo y le estuvo siguiendo con la vista extraviada en todas sus extravagantes evoluciones; y cuando el diabólico espíritu se lanzó al fin por entre las escabrosidades del Moncayo, como una llama que corre, agitando su cabellera de chispas, sintió una especie de atracción irresistible y siguió tras él con una carrera frenética.

-¡Magdalena! -decía en tanto el aire que se alejaba lentamente; y Magdalena, paso a paso y como una sonámbula, guiada en el sueño por una voz amiga, siguió tras la ráfaga, que iba suspirando por la llanura.

Después todo quedó otra vez en silencio en la oscura alameda, y el viento y el agua siguieron resonando con los murmullos y los rumores de siempre. 

Gustavo Adolfo Bécquer

Fuente en el Parque Natural del Moncayo. Quién sabe si encantada, ¿ porqué no ?

2 comentarios:

  1. Sin lugar a dudas uno de los lugares de poder mas importantes de españa

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  2. Me encanta el Moncayo. Gracias por la leyenda.

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