domingo, 30 de julio de 2017

El milagro de la eucaristía en Aguaviva



El caso corresponde a la Víspera de San Juan, noche mágica donde las haya, en el año 1475.
La iglesia parroquial de Aguaviva en Teruel, se halla bajo la advocación y protección de San Lorenzo y Santa Bárbara.
El párroco era Mosén Bartolomé Sanz.
Mosén Bartolomé, había consagrado una hostia muy grande y así de esta guisa, pensaba exhibirla al día siguiente durante la procesión del Corpus.
La recogió junto con tres hostias más pequeñas en una urnilla de plata, uno de los tesoros de la parroquia.

Iglesia parroquial de San Lorenzo

El Mosén se marchó  a casa y la iglesia quedó sola.
Pudo ser probablemente un accidente con algún cirio mal apagado pero el caso es que sobre las 10 de la noche, se declaró en la iglesia un incendio de tal magnitud que ni entre todo el pueblo pudieron sofocarlo y tan solo podían mirar cómo su iglesia se hacía cenizas y escombros.
Al día siguiente, cuando ya se pudo entrar, Mosén Bartolomé dedicó todo el día a buscar la cajita con las hostias, era lo único que le importaba y tres días estuvo el pobre hombre buscando sin éxito alguno.
A la mañana del tercer día, Mosén Bartolomé recibió la visita del vicario de La Ginebrosa, el cual había acudido con intención de consolarle.
Mosén Bartolomé estaba completamente agotado y se marchó a casa para atender a su invitado.
Pero dejó al monaguillo en las puertas de la ruinosa iglesia.
El cura no quería que nadie pudiese entrar dentro y llevarse las hostias y dejó al monaguillo encargado de no permitir la entrada a nadie bajo ningún concepto hasta que él  llegase por la mañana.
El monaguillo quedó al cuidado de la puerta y al poco de anochecer, llegaron antes él tres hombres.
El chico intentó impedirles la entrada pero le asustaron tanto y le parecieron realmente tan venerables que fue incapaz de frenarles el paso.
Los hombres no le hicieron caso y se echaron a reir, penetrando en el reciento. El monaguillo les siguió hasta el altar mayor.
En el momento en el que llegaban allí los tres hombres se tornaron tan blancos y resplandecientes que el monaguillo se asustó y salió corriendo a avisar al cura.
El cura de Aguaviva y el de La Ginebrosa, acudieron de inmediato y se encontraron con que los tres hombres ya no estaban. Habían desaparecido.
En cambio lo que sí que encontraron fue la gran hostia que Mosén Bartolomé había consagrado tres días antes.
La hostia con un borde plegado y, dentro del pliegue, las tres pequeñas hostias llenas de sangre.
El milagro se había producido.
Se piensa como afirmación popular,  que los tres hombres que penetraron aquella noche en la iglesia eran San Pablo, San Pedro y San Lorenzo.

Ostias sangrantes

domingo, 23 de julio de 2017

La reconquista de Aguilar de Alfambra



El pueblo de Aguilar de Alfambra como tantísimos en Aragón estaba conquistado por los musulmanes y los valientes caballeros cristianos por mucho que lo intentaban no podían recuperarlo.
El castillo de Aguilar era uno de los más imponentes y fuertes de la zona y era realmente complicado el poder tomarlo.
Los caballeros habían intentado asediar la plaza varias veces pero siempre sin éxito. El ejército musulmán estaba realmente muy bien preparado y nunca los guerreros cristianos se salían con la suya.
Un ingenioso guerrero cristiano, ideó un plan.
Ya que el ejército religioso contaba con tan pocos efectivos, harían que los musulmanes se asustasen.
En primer lugar, hicieron correr la noticia de que el rey, enviaba un poderoso ejército que aplastaría a los musulmanes de Aguilar.
El ejército moro, no hizo mucho caso de las habladurías pero estaba atento. Nunca se sabe.

Ruinas del castillo de Aguilar de Alfambra

Una noche, uno de los vigías pudo observar desde lo más alto de la torre cómo un inmenso ejercito, el más grande y formidable que jamás hubiese contemplado, se aproximaba subiendo por la ladera.
Cada soldado de los cristianos portaba una antorcha.
Malditos cristianos, habían esperado a atacar en una noche como aquella. Una noche sin luna. Sin ninguna visibilidad.
Tan solo las antorchas de cada guerrero se veían en aquella oscuridad total.
El alcaide del castillo subió a la torre para observar a los invasores.
El ejército cristiano era realmente formidable. A ojo de buen cubero, podría decirse que superaban al ejército musulmán en proporción de diez a uno, o más incluso.
Además se habían llegado preparados para un gran asedio pues entre los ruidos del entrechocar de las cotas de malla y las trompetas, podían escucharse el de los carneros, vacas y ovejas.
El alcaide, no viendo la necesidad de morir todos allí mismo, se rindió y, entregando las armas abrió los portones del castillo.

Las batallas entre moros y cristianos siempre han sido crueles

Ay amigos… tremenda sorpresa.
Los moros habían sido engañados.
El ejército cristiano era el de siempre, unos pocos hombres. Pero todos ellos habían atado un par de teas encendidas en las cabezas de los animales.
Un formidable ejército de vacas y cabras entraba al castillo todos ellos con teas sobre las cabezas.
En una noche tan cerrada como aquella los musulmanes no pudieron ver la argucia de los soldados cristianos y entregaron el castillo. Si tan solo se hubiesen esperado al alba, se hubiesen percatado del engaño, pero… así es la guerra.

De la época de estas leyendas nos llegan tradiciones como las de los "toros de fuego"

domingo, 9 de julio de 2017

Aquelarres en Aragón



No fueron quizás tan populares como los realizados en Navarra y el País Vasco pero aún así, estos conciliábulos de bruxas y bruxones también alcanzaron su popularidad en nuestra tierra.
Notorios fueron por ejemplo los De Sesa, aquelarre al cual acudían las poderosas brujas de Salillas, el de Tamarite, quedando constatados por la Santa Inquisición en el año 1626, en Pozán de Vero, las crónicas nos hablan de un aquelarre multitudinario con una gran cantidad de bruxas y bruxones venidos desde el vecino país franco. Corría el año 1534.
Aquelarres tenemos también constatados por todo el valle de Tena, en Villanúa de Jaca, en la población de Cenarbe, que son mencionados en las crónicas desde el año 1400.
En la plaza mayor de Ainsa, en las vilas del Turbón, en el monte Jabaloyas, en Trasmoz, en la fuente de las brujas de El Grado, en la Peña de las bruxas de Plan, en la plaza de Ansó, en el castillo de Boltaña, en Favara…
 También en la villa de Épila se celebró alguno de estos conventículos y en las eras de Gotor se aclamó más de una reunión demoníaca también.

Akerra ! Akerra Beti !

Los aquelarres aragoneses tenían muchos puntos en común con las reuniones de bruxas de otros puntos de España incluso de Europa. Al fin y al cabo, suponemos que el diaple les pedirá más o menos lo mismo a todos sus acólitos, ¿ Verdad ?
El diaple podía aparecer en la reunión de las más variadas formas.
En ocasiones podía ser un enorme hombre negro que llegaba montado sobre un caballo negro o un cabrón, podía aparecer tomando la forma de un perro negro o de un cerdo o de un gran chivo.
En las ceremonias profesadas en nuestro territorio, se comenzaba siempre de igual modo.
Se comenzaba con una promesa de obediencia y acatamiento de todas las órdenes y deseos del diaple al cual se reconocía como Señor de todas las cosas mediante un curioso gesto de sumisión y obediencia que no era otro que besarle el ano.
No una nalga, no. El ano.
Se le daba al diaple el ósculo maldito y él, en “agradecimiento”, expelía un fétido y nauseabundo olor por esa parte del cuerpo.
Vamos a enseñaros una canción de los niños de Tramacastilla de Tena que utilizan mientras están fabricando chiflos. Pequeñas fautitas caseras.
La canción es una inocente tonadilla juvenil pero ojo… pues lo que realmente nos está explicando, es el proceso del aquelarre. Mirad qué curioso pues dice así:
Suda suda fito por as barbas de un crabito, 
suda suda fron, por as barbas de un crabón.
 María titín, María titón, bésame a punta d'o buforón.
 Con un punchón bien agudón que saque tripas y collons. 
A casera preñata y o cura capón.
Pon, pon”.

Todos los elementos del aquelarre aragonés se reflejan en esta inocente canción. 
Qué maravilla, ¿ Verdad ?

Las bruxas y sus pociones

En nuestros aquelarres, como nuestras bruxas y bruxones ni iban a ser menos que las de otros lugares, se practicaba por supuesto además del ósculo anal al diaple, el sexo desenfrenado, la zoofilia, los sacrificios de animales ( y ocasionalmente de inocentes niños ), los bailes libertinos, los insultos contra la iglesia y otros medios de poder, episodios como por ejemplo el pisoteo de la cruz o alguna profanación de algún objeto sagrado, reparto de pociones y tareas para dar el mal hasta el siguiente aquelarre…
Vamos, muy completo todo, como podemos apreciar.
Las fórmulas para entrar a formar parte de la secta de las bruxas podían variar un poco dependiendo del conciliábulo donde estábamos. En Tamarite por ejemplo, era obligado renegar “ …de Dios, del padre que nos engendró y de la madre que nos parió”
Era muy frecuente la alusión por bruxas y bruxones a las llamadas “Eras de Tolosa” (Toulouse, en Francia), como uno de los aquelarres más importantes de todos cuantos existían.
La cantidad de brujos franceses que llegaron a Aragón se dice que era algo increíble, auténticas oleadas de nigromantes cruzando los pirineos para llegar a nuestra tierra a dar el mal a las gentes.
Muchos escoceses, ingleses y otro tipo de viajeros que se acercaban a la ciudad de Burdeos para cargar cajas de vino, aseguraban el haber visto con sus propios ojos auténticas tropas de demonios y bruxones que, en forma de hombres espantosos, pasaban desde Francia a Navarra y Aragón.
Como decían las bruxas… me importa lo que nos digan… un remello divino.

Aquelarre. Francisco de Goya

domingo, 2 de julio de 2017

"El paso del herniado" en Aragón



-Tómalo Juan

-Dámelo Pedro

-Herniado te lo doy

-Sano te lo devuelvo

Popular

 Era muy importante en muchas localidades como por ejemplo en Lobera de Onsella lo que llamaban “El paso del herniado”, consistente en pasar a un niño herniado por dentro de un tronco que tuviese un agujero o brecha.
Un hombre se colocaba a cada lado del mismo y se pasaban al niño varias veces diciendo el conjuro anteriormente mencionado.

Paso del herniado en la noche de San Chuan
Paso del herniado en la localidad de Lobera de Onsella

 Se hacía tres veces y a continuación se ataba fuertemente el árbol cerrando la brecha. Cuando el árbol sanaba y comenzaba de nuevo a juntarse, el niño estaba curado.

Eso sí, había que hacerlo con toda la Fe del mundo desde luego.
En una ocasión, ¿ sabéis lo que le ocurrió a una mujer que estaba viendo el ritual y se mofó de los presentes ?
Ocurrió el hecho en Villanovilla.
Con el ritual ya comenzado y el niño pasando de unas manos a otras por la hendidura del árbol, unas sonoras carcajadas comenzaron a escucharse.
Una de las presentes entre el público reía y reía. Les comentaba a todos que eran unos crédulos y que aquello era una sublime tontería. 

Villanovilla

Esa misma noche, la mujer acudió al roble y cruelmente, le arrancó la venda. La cuerda que sujetaba la herida para que el roble sanase y a su vez el pobre niño.
Aquel año, el pobre niño herniado no sanó. Nadie supo porqué, pues el conjuro siempre funcionaba.
La chica se casó y tubo gemelos.
Y se dice que es entonces cuando llegó la venganza del poderoso espíritu del roble.
Se dijo que aquellos niños nunca aprendieron a hablar. Tan solo emitían unos sonidos guturales, como si fueran animales.
Aquellos niños nunca aprendieron a andar. Andaban como los perros o lobos a cuatro patas.
Hubo quien dijo que con los años, aquellos infelices, aquellos desgraciados niños, se convirtieron en hombres lobo.

 
También el Hombre Lobo presente en la mitología aragonesa