domingo, 3 de enero de 2016

El Basilisco de Jaca

"Asperísima fiera es el Unicornio, semejante al caballo en todo el cuerpo, al ciervo en la cabeza, al elefante en los pies, al jabalí en la cola; tiene horrible bramido y en medio de la frente un cuerno negro, de largueza de dos codos. Dicen que esta fiera no se puede tomar viva ...
La misma fuerza tiene la serpiente llamada Basilisco. Esta se cría en la región Cirenaica, no es mayor que el largo de doce dedos, tiene en la cabeza una mancha blanca, que parece diadema, hace huir con el silvo a todas las serpientes, y no anda rastreando, como las otras, sino levantada en alto desde en medio del cuerpo; destruye las plantas, no solamente con tocarlas, pero aun sólo con el aliento; abrasa las hierbas, rompe los peñascos ... "
Plinio el Viejo


Corrían los últimos años del siglo X y a punto de llegar el año 1000, el terror se apoderó de toda Europa.
Se veía al demonio en cualquier sitio y los aterrorizados campesinos e incluso algunos señores, comenzarón a donar todas sus pertenencias y tierras a la iglasia para poder o al menos intentar, salvar sus almas. Es en esta época de oscurantismo y terror cuando apareció el basilisco en los montes cercanos a la ciudad de Jaca.

Panorámica de Jaca a los pies de la Peña Oroel
El Basilisco mantuvo aterrorizada a toda la zona, destruyendo ganado y todo tipo de reses, e incluso transformando en piedra a más de un lugareño que tuvo la desgracia de encontrárselo en los montes.
Se pensaba que el poder del basilisco era ilimitado y jamás nadie podría enfrentarse a él, pues además de escupir llamas por la boca, tenía el poder de transformar en piedra a quien le mirase a los ojos.

Representación de un basilisco en un bestiario de la época
Llegó el fatídico año 1000 y... no fue el fin del mundo.
No llegó la destrucción.
No se abrieron los cielos.
No vino el demonio y en cambio... los demonios que ya había... se marcharon.
Y con ellos el basilisco de Jaca del cual ya nunca se supo, pero pocos años después, durante la construcción de la catedral, el mostruo quedó inmortalizado en el pórtico.
En esta ocasión, era el hombre el que había convertido al basilisco en piedra.
De este modo custodiaría los tesoros de la catedral para siempre.

Basilisco en el pórtico de la catedral

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