domingo, 5 de junio de 2016

El leñador y La Muerte



Es en este mismo enclave, en San Esteban de la Litera cuando hace años, la misma muerte se dice que apareciéndole a un leñador de la zona, le dijo que venía a llevarlo y el leñador la convenció para que ésta le hiciese un favor.
Le pidió que no se lo llevara hasta que hubiese rezado sus oraciones pues alguien tan cristiano como él y “de misa diaria” no podía marchar al otro mundo sin haberse arrepentido de sus pecados y haber rezado sus oraciones.
La Muerte se compadeció del hombre y le dijo que le permitía rezar una oración y hecho esto, se lo llevaría.
El leñador le dijo a La Muerte pensando que había ya conseguido su estratagema, que tenía muchos quehaceres en ese momento, que rezaría por la noche y que no sería antes cuando La Muerte se lo llevase al otro lado.

Siempre cumple su palabra

La Muerte aceptó pues siempre cumple su palabra y apareció a la noche pero el leñador tampoco había rezado.
El Segador se le aparecía al leñador todos los días pero este nunca parecía estar dispuesto a rezar y La Muerte al haber dado su palabra, no podía llevarlo con ella.
Una mañana, dirigiéndose el leñador al bosque.
Encontró en mitad de camino el cuerpo de un hombre tendido en el suelo.
Estaba muerto.
El leñador espantado, no pudo más que santiguarse y rezar un padrenuestro por el alma de aquel desgraciado y por la protección de la suya propia.
Al acto, el cadáver se levantó del suelo y quitándose su falsa apariencia, se mostró tal cual era en realidad.
Era La Muerte.
Y le dijo:
Ya has rezado. Ahora ven conmigo
Y dicho esto, le arrebató la vida y lo llevó al inframundo para siempre.
Los seres mágicos, poderosos, legendarios... al contrario que el hombre, siempre, absolutamente  siempre, cumplen con su palabra.

Los misteriosos caminos de los bosques aragoneses pueden esconder desde tesoros... a la misma Muerte

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