domingo, 3 de septiembre de 2017

La impresionante tormenta de la Tía Montona



Corría el siglo XIX a finales. Habitaba en pueblo de Bañón una mujer sabia.
La Tía Montana la llamaban.
La tía Montona se llamaba en realidad  Joaquina Royo y su sabiduría parecía no tener límites.
Entendía el lenguaje de los pájaros y el de todos los fenómenos meteorológicos.
Era capaz de hablar con las nubes y tan competente para conjurar grandes tormentas como para esconjurarlas.

Sabias y hechiceras en Aragón

Era hechicera y adivina y con tan solo mirar un rato hacia la luna, era capaz de predecir con acierto todo lo que le quisieran consultar.
Una tarde hizo una extraña predicción.
La Tía Montona dijo, que había dejado orden de que cuando se cumpliese un año de su muerte, una gran tormenta llegase al pueblo.
Que no ocasionase ningún daño material, pero que fuese la tronada más grande de la historia de la localidad y los alrededores.
Quedó constancia de ello y con el paso del tiempo, la señora Joaquina murió y fue enterrada en el cementerio del pueblo con gran duelo.
Al año justo después e la muerta de La Tía Montona, el 8 de Septiembre del año 1909, unas negras nubes como jamás se habían visto por allí se fueron juntando por los cuatro puntos cardinales y acercándose al pueblo.
La tormenta fue de tal magnitud, los truenos eran tan potentes y los rayos tan numerosos que nadie del pueblo osó a salir a la calle y ni tan siquiera a mirar por la ventana ni acercarse a la chimenea durante toda la tarde y toda la noche.

Terroríficas tormentas ocasionadas por bruxas y bruxones !

Los vecinos pensaban que era cosa del mismísimo diablo pues no pasaban más de treinta segundos sin que un inmenso trueno retumbase en todo el pueblo y alrededores.
Las calles estuvieron toda la noche completamente iluminadas por los rayos, relámpagos y centellas y por fin con la salida del sol, la tormenta, tan rápido como había llegado… se marchó.
Los vecinos salieron muy asustados pensando en los posibles males que aquella maldición podía haber ocasionado.
Parecía un milagro.
Nada. Absolutamente nada ni nadie estaba afectado por el fenómeno.
No hubo ningún destrozo, ninguna cosecha afectada. Ni tan solo un tejado roto. Nada.
La Tía Montona, había vuelto durante una noche al pueblo, tan solo para saludar a todos sus vecinos.
Desde entonces y para esas fechas, para las fiestas patronales de la localidad, jamás ha dejado de llover ni un solo año.
Se dice que es la Tía Montona, felicitando las conmemoraciones a todos sus vecinos.

Bañón

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