domingo, 29 de julio de 2018

Nacimiento de los Pirineos



La toponimia de nuestros Pirineos  puede tener varias ramas.
Se le asocia a la diosa Pirene directamente o también a la inmensa pira funeraria que estas montañas fueron para ella.
Pirene, Pira… Pirineos.
En algunas versiones, Pirene era una de las preciosas hijas de Atlante y por no traicionar a su padre, se escondió al norte de la península ibérica y para no ser hallada por su pretendiente, preparó una inmensa pira funeraria.
La más grandiosa que jamás se haya visto en la tierra.
Cuando Hércules la encontró ya sin vida, no pudo hacer otra cosa que preparar el impresionante mausoleo para ella que, piedra sobre piedra, es la imponente cordillera de los Pirineos.

"Hércules entre las llamas amasando el túmulo de Pirene"

Aunque es más popular la siguiente teoría…
Se dice que Pirene era la biznieta de Noé.
El nieto de Noé, de nombre Túbal llegó a nuestra península después del diluvio universal y fundó varias ciudades, entre ellas varias aragonesas. Teruel y Zaragoza se cuentan entre estas.
Un monstruoso gigante se enamoró de Pirene, este no era otro que Gerión, al que Hércules, en uno de sus doce trabajos, consiguió robarle su rebaño de ovejas y vacas.
Gerión mató a Túbal pues este no consentía que su hija se fuera con un gigante tan cruel y despiadado como él y entonces Pirene, aterrada y dolida, se escondió en una cueva.
Al no encontrarla Gerión, en un ataque de celos y locura, decidió quemar todos aquellos montes.
Ya cuando Hércules se marchaba con su tarea recién cumplida, dio la casualidad o quizás el destino… pero dio que pasó por la cueva donde Pirene se había escondido y la vio. La encontró.
Era la muchacha más preciosa que había visto jamás pero su último hálito de vida escapó entre los brazos del semidiós.
Hércules lloró.
Y lloró mucho. Pues el héroe se había enamorado de aquella muchacha. De aquella biznieta de Noé.
Comenzó Hércules a recoger piedras y más piedras de aquellos montes quemadas y tantas piedras y rocas amontonó para el mausoleo de Pirene que aquella inmensa cordillera que hizo la llamó Pirineos, en honor a la pobre muchacha.

Hércules contra Gerión (Museo del Louvre)

Nuestros vecinos los franceses mantienen que Pirene era en cambio una hija de Bebrix, el rey de los Celtas y prometida de Hércules. Dicen que cuando Hércules marchó a hacer sus doce trabajos, tardó tanto en volver que Pirenne, desesperada se suicidó en su propia pira funeraria.
Hércules, la enterró como hemos leído en las anteriores leyendas.
En otros relatos, Pirene es la hija de Bébrice, el rey de Narbona.

Los Pirineos


domingo, 22 de julio de 2018

El hombre oso de Laspuña

Corría la década de los años 80. A principios.
Laspuña es una preciosa localidad rodeada de bosques, naturaleza y mucha madera. Mucho árbol.
Todo comenzó con una excursión del colegio por los bosques del Sobrarbe.
A los pocos kilómetros, ya de internada en una de las partes ya frondosas, el maestro y los alumnos pudieron ver una extraña que se acercaba hasta ellos.
Se detuvieron realmente aterrados.
La silueta se acercó lo suficiente como para poder dislumbrar lo que realemente era.
Era un terrorífico hombre-oso.

El hombre-oso es temido en diferentes culturas desde tiempos muy pretéritos
L´home-onso es un tipo de licántropo muy temido en diversas culturas como por ejemplo en las nórdicas y cómo no, también en nuestro legendario aragonés.
Tal y como el monstruo apareció, se volvió a internar en la maleza.
El maestro fue muy explícito. Aseguró que no era un oso.
No. No estamos hablando de un plantígrado que estuviese deambulñando sobre sus dos patas traseras como en algunas ocasiones pueden hacer estas bestias.
No. Nos referimos más bien a uno de estos hombres-bestia o "eslabones perdidos" o "abominables hombres" que en algunas ocasiones se dejan ver legendariamente en las partes más frondosas de algunos bosques o montañas.
El maestro y los chicos pasaron un rato literalmente aterrados pues tanto los ademanes como los horribles gritos del animal denotaban que estaban ante un ser legendario. Ante algo realmente extraño.
A los pocos días el mismo ser fue visto por la zona por unos trabajadores de la madera.
Por unos leñadores. Gente ruda. Gente conocedora de los misterios y secretos de los bosques.
Estos, sacaron la misma conclusión.
La bestia, aunque algo más tímida en esta ocasión, se dejó ver y escuchar un poco y cundió la extrañeza ante los trabajadores.
Años más tarde se dijo que todo había sido una confabulación empresarial.
Un engaño.
Un disfraz.
Pero realmente nada se pudo aclarar al respecto y es seguro que los testigos (algunos de ellos no deacuerdo con la solución oficial del caso), no olvidarán al hombre oso de Laspuña.

Laspuña

domingo, 15 de julio de 2018

El batanero de Villalba Baja



Hace bastantes años, en la población turolense de Villalba Baja, había un batán bastante próspero. El batanero era un hombre adinerado y trabajador y vivía en la casa encima del batán.
Una mañana en el monte cerca e la localidad, se encontró el batanero con dos cachorros de lobo. Eran recién nacidos y decidió llevárselos a su casa.
Esa misma noche, cuando estaba durmiendo, escuchó unos extraños ruidos en la puerta del batán y se asomó a la ventana para ver qué ocurría. No eran nada más y nada menos que dos lobos grandes. Negros. Que estaban intentando escarbar, para hacer un agujero por debajo de la puerta y poder entrar a la casa del batanero. Eran sin duda los padres de los lobeznos.
El batanero se levantó y agarrando el caldero que tenía en la lumbre, les echó a los lobos por la ventana el aceite hirviendo. Los lobos se marcharon aullando, como es de esperar. A la noche siguiente, los lobos volvieron al batán pero como todos estaban ya avisados y preparados, les arrojaron de todo desde las ventanas y los lobos se marcharon heridos y ya no volvieron.

¿Los lobeznos del batanero...?


El batanero iba por los pueblos de al lado enseñando a los lobeznos en una jaula y se ganaba unas monedas con este espectáculo pero cuando los lobos se hicieron mayores y ya no los necesitaba… los mató.
Aquí pareció acabar la historia del batanero pero no. Acababa de empezar.
Llegó el carnaval, en Febrero, para estas fechas. Se hizo una gran fiesta y un gran baile en el pueblo y acudieron al baile dos extrañas viejas. Forasteras. Iban disfrazadas de brujas. Se terminó la fiesta y cuando todos se marcharon y regresaron a sus casas, el batanero se encontró con dos de sus criados muertos en el batán. Los habían ahorcado.
Fue un desastre pero bueno, se repusieron como pudieron. Pasó un año y al llegar otra vez la fiesta del carnaval volvieron aquellas dos viejas disfrazadas de brujas. Se comió, se bebió y se bailó y al amanecer, fueron todos corriendo al batán por que se estaba incendiando. Quedó completamente destruido, no se salvó ni una sola piedra.
Al pasar el año de nuevo y volver otra vez el carnaval y las dos mujeres disfrazadas, los vecinos de Villalba ya sospechaban que aquellas viejas no iban disfrazadas de brujas, sino que eran brujas de verdad.

Ruinas del antiguo batán de Villaba Baja


Prepararon agua hirviendo con cal y cuando un año más aquellas brujas aparecieron en el carnaval les echaron el caldero por encima.
La sorpresa fue que, en un solo segundo y delante de todos, en un visto y no visto, las brujas desaparecieron al contacto con la cal y en el mismo lugar donde había dos viejas brujas, tan solo quedaban en el suelo unos ropajes negros, andrajosos y humeantes.
A la mañana siguiente, en las afueras del pueblo, ¿sabéis lo que se encontraron los vecinos?
Dos lobos enormes, negros.
Muertos.         
Con claras heridas de haber sido quemados… por cal.
Cada uno ahora, que saque sus propias conclusiones.

¡Nunca podemos fiarnos de una bruxa!


domingo, 8 de julio de 2018

Encinacorba. Bruxas y Vírgenes



Hay lugares en Aragón con tal riqueza etnológica, con tal poder, que nos concentra tanto apariciones de la Virgen como del mismísimo demonio.
Encinacorba es uno de estos lugares. Muy cerquita de Zaragoza a unos 50 kilómetros nos encontramos con este pequeño pueblo. Un lugar encantador.
Perteneciente a los templarios hace mil años y a los caballeros de la orden de San Juan del Hospital poco tiempo después.

Ruinas del castillo de Encinacorba

Según esta leyenda son estos mismos caballeros sanjuanistas que, embarcados en una nave por el Mediterráneo, tuvieron que afrontar una tormenta .
Una tormenta de mil demonios que a punto estuvo de enviar a pique el barco. En medio de tan grandiosa calamidad, estos caballeros se encomendaron a la protección de la virgen y, según nos cuentan las crónicas, ésta acudió en su ayuda calmando la tempestad que se había desatado y dejando las aguas como decimos aquí, como una balsica de aceite.
Una vez las aguas se calmaron y con todos los caballeros ya tranquilos y agradecidos, apareció sobre el mar, un baúl de madera flotando que los caballeros decidieron pescar y subir al barco. Dentro del cofre, apareció una imagen de la Virgen y es a esta Virgen a la que se atribuyó el milagro de la salvación en medio de la tempestad.
Dada la expectación y la devoción que se le tenía, en cuanto llegaron a la encomienda de Barcelona, la imagen de la Virgen fue echada "a suertes" entre los caballeros a fin de decidir quién se haría cargo y velaría por ella.
Había caballeros de varias encomiendas de España.
La suerte recayó en un caballero originario de la villa de Encinacorba. Pero no contentos con el resultado el resto de los caballeros reclamaron que se repitiese el sorteo.
Hasta siete veces llegó a repetirse el mismo, y las siete veces el resultado fue idéntico, por lo que al final hubo de aceptarse que el designio divino era que dicha imagen quedara ligada a la villa de Encinacorba.
Es nada más y nada menos que la Virgen del mar y es cómo no, la patrona de la localidad.

Virgen del Mar. Santa patrona de Encinacorba
Ahora podemos comprobar en esta misma población cómo en los mismos lugares en los que vírgenes y entes claramente “blancos” gustan de aparecerse, lo mismo ocurre con otros entes menos amigables. Como por ejemplo el diaple y las bruxas.
Os voy a contar una leyenda que me contó mi amiga Trinidad Usón, una gran trufera de la zona.
En el leyendario aragonés, las bruxas vuelan una vez al año desde el monte Jabalón en Teruel al aquelarre cercano a la localidad de  Trasmoz en el Moncayo.
Los dos aquelarres más importantes de Aragón.
Pues bien, resulta que Durante años se han visto pasar a las brujas en la noche de San Juan  volando en sus escobas sobre Encinacorba y girando sobre Santa Cruz y sobre la aguja de la torre de la iglesia. Tienen una ruta fija y, la bruja guía, se orienta siguiendo las cresterías de las montañas más elevadas, en este caso San Ginés, Peña Palomera, la Atalaya y Valdemadera en dirección a la zona de Tarazona.
Más de una de estas viejas, experta en dar el mal de ojo, en espiritar a las personas y a los animales, se ha quedado a vivir en Encinacorba. Una de las leyendas nos cuenta cómo un pastor, se encontró con una pequeña cabrita en mitad del monte.
La cabrita parecía enferma y no podía caminar y el pastor apenado, decidió llevarla en brazos los kilómetros que faltaban para llegar a Encinacorba.
Cuando ya estaban muy cerca del pueblo, cuando ya se vislumbraba el esconjuradero s situado en el cerro más alto de la localidad, la cabra, riendo con voz de mujer, le dijo al pastor, jajajajaja, gracias por traerme, poca gana de caminar tenía yo hoy.
El pastor asustado, tiró la cabra al suelo, quebrándose ésta una pata al caer y el pastor echó a correr hasta llegar a su casa donde por supuesto su mujer no le creyó.
Al día siguiente, por la mañana una de las viejas de la localidad que tenía fama de bruxa, amaneció con una pierna rota y a nadie quiso dar explicaciones de cómo se lo había hecho.

Reunión de bruxas