domingo, 8 de julio de 2018

Encinacorba. Bruxas y Vírgenes



Hay lugares en Aragón con tal riqueza etnológica, con tal poder, que nos concentra tanto apariciones de la Virgen como del mismísimo demonio.
Encinacorba es uno de estos lugares. Muy cerquita de Zaragoza a unos 50 kilómetros nos encontramos con este pequeño pueblo. Un lugar encantador.
Perteneciente a los templarios hace mil años y a los caballeros de la orden de San Juan del Hospital poco tiempo después.

Ruinas del castillo de Encinacorba

Según esta leyenda son estos mismos caballeros sanjuanistas que, embarcados en una nave por el Mediterráneo, tuvieron que afrontar una tormenta .
Una tormenta de mil demonios que a punto estuvo de enviar a pique el barco. En medio de tan grandiosa calamidad, estos caballeros se encomendaron a la protección de la virgen y, según nos cuentan las crónicas, ésta acudió en su ayuda calmando la tempestad que se había desatado y dejando las aguas como decimos aquí, como una balsica de aceite.
Una vez las aguas se calmaron y con todos los caballeros ya tranquilos y agradecidos, apareció sobre el mar, un baúl de madera flotando que los caballeros decidieron pescar y subir al barco. Dentro del cofre, apareció una imagen de la Virgen y es a esta Virgen a la que se atribuyó el milagro de la salvación en medio de la tempestad.
Dada la expectación y la devoción que se le tenía, en cuanto llegaron a la encomienda de Barcelona, la imagen de la Virgen fue echada "a suertes" entre los caballeros a fin de decidir quién se haría cargo y velaría por ella.
Había caballeros de varias encomiendas de España.
La suerte recayó en un caballero originario de la villa de Encinacorba. Pero no contentos con el resultado el resto de los caballeros reclamaron que se repitiese el sorteo.
Hasta siete veces llegó a repetirse el mismo, y las siete veces el resultado fue idéntico, por lo que al final hubo de aceptarse que el designio divino era que dicha imagen quedara ligada a la villa de Encinacorba.
Es nada más y nada menos que la Virgen del mar y es cómo no, la patrona de la localidad.

Virgen del Mar. Santa patrona de Encinacorba
Ahora podemos comprobar en esta misma población cómo en los mismos lugares en los que vírgenes y entes claramente “blancos” gustan de aparecerse, lo mismo ocurre con otros entes menos amigables. Como por ejemplo el diaple y las bruxas.
Os voy a contar una leyenda que me contó mi amiga Trinidad Usón, una gran trufera de la zona.
En el leyendario aragonés, las bruxas vuelan una vez al año desde el monte Jabalón en Teruel al aquelarre cercano a la localidad de  Trasmoz en el Moncayo.
Los dos aquelarres más importantes de Aragón.
Pues bien, resulta que Durante años se han visto pasar a las brujas en la noche de San Juan  volando en sus escobas sobre Encinacorba y girando sobre Santa Cruz y sobre la aguja de la torre de la iglesia. Tienen una ruta fija y, la bruja guía, se orienta siguiendo las cresterías de las montañas más elevadas, en este caso San Ginés, Peña Palomera, la Atalaya y Valdemadera en dirección a la zona de Tarazona.
Más de una de estas viejas, experta en dar el mal de ojo, en espiritar a las personas y a los animales, se ha quedado a vivir en Encinacorba. Una de las leyendas nos cuenta cómo un pastor, se encontró con una pequeña cabrita en mitad del monte.
La cabrita parecía enferma y no podía caminar y el pastor apenado, decidió llevarla en brazos los kilómetros que faltaban para llegar a Encinacorba.
Cuando ya estaban muy cerca del pueblo, cuando ya se vislumbraba el esconjuradero s situado en el cerro más alto de la localidad, la cabra, riendo con voz de mujer, le dijo al pastor, jajajajaja, gracias por traerme, poca gana de caminar tenía yo hoy.
El pastor asustado, tiró la cabra al suelo, quebrándose ésta una pata al caer y el pastor echó a correr hasta llegar a su casa donde por supuesto su mujer no le creyó.
Al día siguiente, por la mañana una de las viejas de la localidad que tenía fama de bruxa, amaneció con una pierna rota y a nadie quiso dar explicaciones de cómo se lo había hecho.

Reunión de bruxas

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