domingo, 7 de febrero de 2016

Un platillo volante en el arcén



Lo sucedido aconteció en medio de esa “fiebre” OVNI que invadía España al final de la década de los 70.
Es el mismísimo J.J.Benítez el que se hace eco de este caso y lo publica en su libro “La punta del Iceberg
El testigo en cuestión viajaba con su mujer y los dos eran realmente igual de escépticos en estos temas. Él, un joven industrial zaragozano, conducía el coche y el matrimonio salía de cenar de un conocido restaurante de la localidad aragonesa de Esquedas.
El Seat 124 de nuestro testigo se quedó literalmente sólo en la carretera cuando algo fuera de lo común, le ocurrió a la pareja de declarantes.
Era ya noche cerrada, y cuando llevaban más o menos unos dos kilómetros conducidos con las luces largas, pudieron observar a un individuo en la cuneta, que les hacía señas para que parasen el coche.
Podía haber sufrido una avería y por supuesto, nuestro hombre se dispuso a detener el vehículo.
Conforme se iban acerando al individuo algo parecía no... “funcionar” correctamente…
Aquel tipo era extremadamente alto y llevaba un atuendo realmente muy extraño. Tanto, que la esposa de nuestro testigo se asustó de tal modo que le rogó a su marido que no parase el coche.
-“Cómo no voy a parar a estas horas, mujer,. Pobre hombre

La prensa se hizo eco del asunto !

El hombre esperó a que el coche se detuviera a su mismo lado y entonces se agachó para ponerse a la altura de la ventanilla e hizo señas a la mujer para que bajase la misma, pero ella tan sólo accedió a bajar una rendija. Estaba literalmente horrorizada.
Nuestra pareja se percató de que aquel hombre medía más de dos metros, aunque de cualquier modo y a través de la rendija, fue nuestro testigo el que comenzó la conversación.
-“¿ Qué tal, que necesita ?”
El extraño personaje les dijo al conductor y a su mujer que necesitaba una llave de mecánico.
Nuestro protagonista no recuerda qué tipo de llave le pedía, no era una llave inglesa, tenía otro nombre pero al principio me dijo “llave de mecánico”.
Como el hombre vio que la pareja estaban realmente muy nerviosos trató de tranquilizarlos y les dijo literalmente:
-“No se asusten. Soy el Doctor Flor. De Barcelona”.
El caso es que el gigante, según nuestro testigo, no tenía acento catalán ni de ningún otro lado tampoco, su castellano era perfecto. El chófer le preguntó al extraño personaje, que le contase qué tipo de avería tenía, que quizás podría echarle una mano y el hombre alto le contestó un escueto: “Es difícil”.
Nuestros amigos ya estaban aterrorizados por la imponente estatura de aquel personaje y por los extraños ropajes que ellos calificaron como “nada visto en este mundo” pero ahora es cuando se terminaron de horrorizar.
Al fondo, sobre un campo, había un extraño artefacto semicircular con “toda la pinta de una nave espacial”, con extrañas lucecitas intermitentes de muchos colores. Nuestros protagonistas no perdieron más tiempo y salieron disparados de allí. Y es que el fenómeno OVNI es así en muchas ocasiones. Rozando lo totalmente absurdo, como por ejemplo que un extraterrestre te pida una llave para arreglar su nave espacial.
Y son además éstas absurdeces, las que hacen de cada caso un fenómeno terrorífico, ¿ no creen ?.
Heraldo de Aragón inmortalizaba esta historia en Junio del año 83.

También se averían los OVNIs ?


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