domingo, 24 de julio de 2016

De túneles y pasadizos secretos en el Castillo de Monzón



Los túneles más impresionantes hasta hace poco visitables en Aragón son sin duda alguna los túneles templarios del castillo de Monzón.
Túneles excavados a mano por los monjes guerreros y los cuales se cree que llegaron 
al número de ocho.
El mismísimo rey Jaime I de Aragón, criado y educado por los caballeros Templarios, los recorrió todos en más de una ocasión.
Actualmente hay localizados tres pasajes secretos y aunque no son visitables por el público, la curiosidad y espíritu aventurero, llevaron a quien os escribe a, sin ser visto, colarse dentro de uno de ellos hace unos años.
Ocurrió allí dentro la casualidad más grande que jamás haya visto.
En la oscuridad del túnel, me encontré a otra persona.
Y tan solo por la voz, reconocía a una vieja amiga que hace años que no veía.
Fuimos a coincidir posiblemente en el lugar más difícil de hacerlo en todo el mundo.
¿ Cuántas probabilidades hay de que dos personas coincidan en un pueblo que no es el suyo propio y además dentro de
un túnel oscuro al cual está prohibida su entrada ?
¿ No os parece curioso ?
El primer pasaje secreto del castillo parte desde el ábside de la iglesia del castillo y está oculto tras el altar.
A mitad de camino, se bifurca y llega a bajar hasta la fada de la montaña.
Las dos salidas que tiene están tapiadas.
¿ Que cómo sabemos esto ?
Porque es este primer túnel donde discretamente… me colé tras un despiste de la guía.
Uno de los túneles del castillo incluso se cree que no bajaba, ¡ sino que subía montaña arriba llegando hasta el patio de la Ermita de La alegría en el cerro de Santa Quiteria !

Castillo de Monzón visto desde el Cerro de Santa Quiteria

Otra rama de estos subterráneos se cree que llevaba a la llamada “Casa Ventura” y en la calle Penosa, del Barrio de La Trinidad de la misma localidad, en el corral hay una cueva que se introduce profundamente en la montaña. 
Otro de los pasajes se dice que llevaba hasta la cripta de la iglesia de Santa María.
Nunca se encontró, pero hace unos años, durante unas obras de remodelación se encontraron restos de lo que posiblemente fuese el pasadizo. Volvieron a enterrarse de nuevo para no llamar demasiado la atención.
El castillo fue ocupado por los franceses durante la guerra de la independencia y es gracias a ellos y a los estudios que hicieron, por lo que podemos conocer con cierta seguridad los misteriosos pasadizos del castillo.
Hubo una guerra interior en dicha contienda que era la que se desarrolló entre españoles y franceses dentro de los túneles en busca de la conquista de la plaza.

Monzón. Fortaleza templaria


Otro de los pasajes se dice que llevaba hasta la cripta de la iglesia de Santa María.
Nunca se encontró, pero hace unos años, durante unas obras de remodelación se encontraron restos de lo que posiblemente fuese el pasadizo. Volvieron a enterrarse de nuevo para no llamar 
demasiado la atención.
Otra de las salidas subterráneas del castillo es la que se conoce como “Mina del caracol”.
Este subterráneo llegó en tiempos modernos a utilizarse como polvorín.
Es una impresionante oquedad tallada a mano en la pura roca con una escalera de caracol que baja hasta los casi diecisiete metros de profundidad y a mitad de camino, cambia de
 dirección en sentido contrario.
El que no conoce la argucia, puede caer al vacío por el peligroso hueco.
El ayuntamiento de la localidad decidió tapar esta entrada ya que en los años 50 ocurrieron algunas desdichas con algunos niños que se introducían en estos pasadizos para jugar a los caballeros con sus amigos.
Se cuenta en el pueblo, que un hombre se salvó de morir en esa caída por el hueco de la escalera porque al aterrizar en suelo, fue a dar contra el cadáver de un gran perro muerto por lo que se 
ve días antes al haber caído por el mismo hueco.

Entrada principal, bajo la cual se cree dicurre el subterráneo de salida del mismo
  
Una leyenda nos cuenta cómo el Rey Jaime I de niño, y estando custodiado por los caballeros templarios, escapó por el túnel más espectacular del castillo. Este pasadizo partía de los dormitorios principales y conducía hasta la plaza de San Juan, donde tenía la primera salida pero el túnel continuaba más abajo y llegaba hasta la misma desembocadura del Rio Sosa en el Cinca. Al darse cuenta los caballeros de la fuga del futuro rey de Aragón, comunicándose con el otro extremo mediante unos estudiados toques de campana, lograron apresar al pequeño Jaime que ya había cruzado el rio a nado y se encontraba cercano a la localidad de Selgua.
Este túnel, al ser considerado uno de los principales, estaba vigilado día y noche y era casi imposible entrar o salir del mismo pues hay unos recovecos donde se esconden los guardias y pueden controlar todo movimiento y emboscar incluso al espía o ladrón que se atreva a entrar.
Aún se preguntan los historiadores, cómo se las apañaría el pequeño rey para escapar tan sigilosamente.
Este impresionante túnel no ha podido encontrarse pero se sabe de su existencia y más o menos localización por documentos antiguos de la Guardia Civil donde se comenta la existencia de un refugio subterráneo durante la guerra civil en la calle de San Juan, casualmente, enclave donde el túnel debería quedar emplazado.
Hace unos años incluso, un labrador sufrió en sus campos un importante derrumbe de la noche a la mañana y se cree que pueda ser este caso el del hallazgo definitivo del pasadizo secreto de los templarios.
No faltan tampoco leyendas de tesoros en el túnel o incluso las que nos hablan de barbadas cabezas parlantes escondidas en él.
En ocasiones, cuando el curso del rio discurre con muy poco agua, se dice que puede verse una cueva normalmente sumergida, que sería una de las salidas del subterráneo.

Bafomet templario. Misteriosas cabezas barbadas las cuales se cree provienen de una adoración a San Juan Bautista

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