domingo, 29 de enero de 2017

Las casas de vino del desierto de los monegros



El desierto de los Monegros en Aragón es una zona increíble.
Tiene un ecosistema realmente único en Europa aunque ni con esas el Gobierno correspondiente ha decidido (al menos hasta el día de hoy ) proteger la zona, permitiendo incluso la celebración de festivales de música electrónica y otras bestialidades.

El impresionante Desierto de Los Monegros

El caso es que la zona es tan desértica y árida, que hasta hace unos pocos años, el agua era el tesoro más preciado que se podía encontrar en ella.
Comparable a quien encontraba una veta de oro en California o un pozo petrolífero en Texas era el que encontraba un manantial en Farlete o en Perdiguera, por nombrar solo dos localidades.
Y tal era la escasez del fluido elemento que nos dice la leyenda que en los tiempos de mayor insuficiencia, durante la construcción de algunas casas en las localidades de Candasnos y de Robres, llegaron los albañiles a quedarse sin agua para amasar el yeso y la cal.
No podían conseguir agua para la masada y las obras no avanzaban.
Desde luego las familias no podían quedarse sin casas y… ¿ sabéis qué se les ocurrió ?
No fue otra cosa que preparar la masada con vino.
Había más vino que agua y se dice que algunas de las casas de estas poblaciones han sido construidas de esta guisa como por ejemplo la actualmente reformada “Casa del médico” de Candasnos.

"Casa del médico"


A día de hoy, tenemos incluso el vino de los Monegros conocido como Sed, o “El vino del desierto”
Un vino de corta produccióny como todo lo que se hace con cariño... Excelente.

Sed

domingo, 22 de enero de 2017

El diaple en el Congosto de Santa Elena



Para franquear desde Biescas al Valle de Tena, el paso obligatorio es el del llamado Congosto de Santa Elena.
Esta marcha es un enclave natural excavado durante siglos por el rio Gállego y lleno de leyendas y mitología, de dólmenes y energías mágicas y además, se decía que en la zona… solía deambular el mismísimo diablo.

El impresionante Congosto de Santa Elena...

...lugar mágico y legendario !

La leyenda nos habla de un joven del valle que, perdidamente enamorado de una moza de la zona, no hacía otra que pasear por los parajes suspirando y ensimismado en sus pensamientos amorosos para con la chica.
El chico declaraba su amor a la joven, prácticamente, todos los días pero ella no sentía la más mínima atracción por él y le rechazaba una vez tras otra.
Cierto es que el mozo se encontraba completamente desesperado y es por ello que maliciosamente, una noche, allí en el mismo Congosto de Santa Elena se le apareció el diaple.
El demonio, pretendiente de la pura alma del mozo, le ofreció un pacto.
Un terrible pacto diabólico y le dijo lo siguiente:
No te preocupes más por la moza pues tuya ha de ser.
Lo único que tienes que hacer es ponerte a mi servicio, abrirme un poco la puerta y dejarme entrar en tu espíritu
El chico, tan enamorado como estaba y capaz de cualquier cosa por el amor de la doncella, se ofreció al diablo y quedó poseído.
Al final, como era de esperar, la muchacha cedió a las pretensiones del joven y quedaron los dos enamorados.
Tal era el poder de este diaple montañés.
Pasaron los años y una tarde, cuando los dos enamorados regresaban de un rodeo campestre, paseando, felices, con sus manos entrelazadas, se encontraron “casualmente” con el diaple quien, disfrazado como un campesino y sin perder ni un segundo, le recordó al muchacho su anterior pacto con las siguientes palabras:
Hola chico. Espero que recuerdes que aunque nada te haya ordenado en estos meses a mi servicio sigues y tienes que hacer cuanto yo te ordene. En caso contrario, te quitaré lo que te di, además de castigarte
El muchacho, horrorizado ante la probabilidad de perder a su estupefacta amada, la cual no comprendía nada de la situación, le suplicó al diaple que no hiciese nada y le juró y perjuró que haría todo lo que este le pidiese. 

No siempre el diaple se nos aparece con su apariencia clásica

El diablo, sonriendo satisfecho, le pidió al muchacho que se subiera a la chica sobre su espalda y una vez de esta guisa, a corderetas con la moza y a una palabra mágica que el diaple pronunció, los tres salieron volando a toda velocidad en dirección a la selvas de Asieso y alcanzando gran altura. Tal era la elevación que habían alcanzado que algunos vecinos de Biescas, pudieron verlos volando contra la silueta de la luna.
En un momento del viaje el diaple le dijo al joven:
Ahora es el momento. Haz lo que yo te digo. Suelta a la moza, pues quiero ver cómo se despeña contra las rocas del barranco. Hazlo, pues yo te lo ordeno y no puedes desobedecerme
El diaple se quedó atónito al ver que el joven no lo hacía e intentó entrar dentro de él pues hacía meses que ya tenía la puerta abierta y lo tenía poseído pero… ay cual fue la sorpresa del maligno cuando vio que no podía entrar en el joven.
La puerta estaba cerrada y por cierto, más cerrada que nunca.
Había ocurrido que, tal y como se echaron a volar, la muchacha comenzó a rezar fervorosamente a San Antonio, el patrón del pueblo y este otorgó al momento tal poder a la pareja de enamorados que el diaple hastiado de la situación y viendo que su poder nada podía, desapareció, haciendo que los muchachos aterrizaran suavemente sobre el puente.
El puente que a día de hoy se conoce como “El puente del diablo”

El puente del diablo desde arriba...

...y desde abajo

domingo, 15 de enero de 2017

El sastre de Escartín



Escartín es, a día de hoy, uno de los despoblados más bonitos que podamos encontrar en Aragón pero, hace años, era una población que, a finales del XVIII, llegó a alcanzar los 180 habitantes.
Pues, dicho esto, os contaremos… vivían en el pueblo un sastre y su mujer.
El sastre venía de casa Ferrer y era tímido y asustadizo.
Su esposa era justamente lo contrario. Pertenecía a la familia Navarro y era una mujer, como aquí diríamos, bien echada para adelante. Brava y alegre.

Casa Ferrer...

...y Casa Navarro, en Escartín

La pareja mantenían la finca alquilando una pareja de mulos y, cada tres meses, hacían el pago correspondiente por el alquiler de los animales.
Una tarde la mujer mandó al sastre a realizar el pago a la localidad de Gavín, pero a los pocos minutos de que éste hubiese salido de casa y al ver que comenzaba a anochecer, la esposa bien conocedora de la cobardía del marido salió ella en dirección a Gavín para hacer el pago.
La mujer, presta y dispuesta, llegó a Gavín, efectuó el pago y se volvió para su casa, algo extrañada de que su marido no hubiese llegado a la casa del rústico a pagar la deuda.
Camino de regreso, desde lo alto de una loma, vio lo que había sucedido.
Había salido la luna y ésta iluminaba tenuemente el camino de abajo.

Barranco de Escartín

Allí abajo estaba el sastre, con la pernera del pantalón enganchada a una zarza y éste, en el suelo, imploraba por su vida.
Al enganchársele el tobillo en aquella maleza, el hombre pensó que había sido atrapado por un lobo y se tendió en el suelo sin tan siquiera atreverse a mirar al lobo a los ojos.
La mujer decidió marcharse a casa y dejar allí al sastre para que aprendiese a ser un poco más templado.
Llegó la mujer a casa y se echó a la cama tranquilamente, durmiendo toda la noche a pierna suelta.
El sastre no vio la realidad hasta que comenzó a amanecer y contento y dando gracias a dios por no haber sido devorado por aquel imaginario lobo-zarza fue a pagar la deuda, encontrándose con que el amo, le dijo que no se debía nada.
Se quedó a almorzar en Gavín y regresó a casa.
Cuando llegó, la mujer le dijo tranquilamente:
Buenos días, marido. ¿ Te ha dado tiempo de pagar la deuda ?
Y este le contestó:
Pues mira. Le impongo tanto respeto al amo, que me ha perdonado la deuda, y además me ha dado tiempo de hacer noche en casa de un amigo, de almorzar e incluso… ¡ de matar un lobo !

El miedo puede hacernos ver un lobo...

...donde sólo hay una zarza !