domingo, 22 de enero de 2017

El diaple en el Congosto de Santa Elena



Para franquear desde Biescas al Valle de Tena, el paso obligatorio es el del llamado Congosto de Santa Elena.
Esta marcha es un enclave natural excavado durante siglos por el rio Gállego y lleno de leyendas y mitología, de dólmenes y energías mágicas y además, se decía que en la zona… solía deambular el mismísimo diablo.

El impresionante Congosto de Santa Elena...

...lugar mágico y legendario !

La leyenda nos habla de un joven del valle que, perdidamente enamorado de una moza de la zona, no hacía otra que pasear por los parajes suspirando y ensimismado en sus pensamientos amorosos para con la chica.
El chico declaraba su amor a la joven, prácticamente, todos los días pero ella no sentía la más mínima atracción por él y le rechazaba una vez tras otra.
Cierto es que el mozo se encontraba completamente desesperado y es por ello que maliciosamente, una noche, allí en el mismo Congosto de Santa Elena se le apareció el diaple.
El demonio, pretendiente de la pura alma del mozo, le ofreció un pacto.
Un terrible pacto diabólico y le dijo lo siguiente:
No te preocupes más por la moza pues tuya ha de ser.
Lo único que tienes que hacer es ponerte a mi servicio, abrirme un poco la puerta y dejarme entrar en tu espíritu
El chico, tan enamorado como estaba y capaz de cualquier cosa por el amor de la doncella, se ofreció al diablo y quedó poseído.
Al final, como era de esperar, la muchacha cedió a las pretensiones del joven y quedaron los dos enamorados.
Tal era el poder de este diaple montañés.
Pasaron los años y una tarde, cuando los dos enamorados regresaban de un rodeo campestre, paseando, felices, con sus manos entrelazadas, se encontraron “casualmente” con el diaple quien, disfrazado como un campesino y sin perder ni un segundo, le recordó al muchacho su anterior pacto con las siguientes palabras:
Hola chico. Espero que recuerdes que aunque nada te haya ordenado en estos meses a mi servicio sigues y tienes que hacer cuanto yo te ordene. En caso contrario, te quitaré lo que te di, además de castigarte
El muchacho, horrorizado ante la probabilidad de perder a su estupefacta amada, la cual no comprendía nada de la situación, le suplicó al diaple que no hiciese nada y le juró y perjuró que haría todo lo que este le pidiese. 

No siempre el diaple se nos aparece con su apariencia clásica

El diablo, sonriendo satisfecho, le pidió al muchacho que se subiera a la chica sobre su espalda y una vez de esta guisa, a corderetas con la moza y a una palabra mágica que el diaple pronunció, los tres salieron volando a toda velocidad en dirección a la selvas de Asieso y alcanzando gran altura. Tal era la elevación que habían alcanzado que algunos vecinos de Biescas, pudieron verlos volando contra la silueta de la luna.
En un momento del viaje el diaple le dijo al joven:
Ahora es el momento. Haz lo que yo te digo. Suelta a la moza, pues quiero ver cómo se despeña contra las rocas del barranco. Hazlo, pues yo te lo ordeno y no puedes desobedecerme
El diaple se quedó atónito al ver que el joven no lo hacía e intentó entrar dentro de él pues hacía meses que ya tenía la puerta abierta y lo tenía poseído pero… ay cual fue la sorpresa del maligno cuando vio que no podía entrar en el joven.
La puerta estaba cerrada y por cierto, más cerrada que nunca.
Había ocurrido que, tal y como se echaron a volar, la muchacha comenzó a rezar fervorosamente a San Antonio, el patrón del pueblo y este otorgó al momento tal poder a la pareja de enamorados que el diaple hastiado de la situación y viendo que su poder nada podía, desapareció, haciendo que los muchachos aterrizaran suavemente sobre el puente.
El puente que a día de hoy se conoce como “El puente del diablo”

El puente del diablo desde arriba...

...y desde abajo

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