domingo, 28 de enero de 2018

La fuente de Cella



La leyenda nos sitúa en la localidad turolense de Cella. Y para ser más exactos, en el siglo XII, en la Alta Edad Media aragonesa.
Una pareja de recién casados de la localidad, recibían la noticia de que el joven esposo debía partir a la guerra para luchar al lado del Batallador. El joven no pudiendo negarse y prometiéndole a sus esposa una pronta vuelta al calor del hogar parte hacia la batalla y su esposa queda en la casa.
Conforme pasaban los días y la muchacha esperaba ansiosa el retorno de su amado, un viejo rico del pueblo iba cada vez aproximándose más y más a la muchacha.
Ocurría que este viejo había estado enamorado de la joven desde hacía años y era ahora cuando iba a aprovechar la ocasión.
El viejo insistió e insistió para que la muchacha se acostase con él y la muchacha enfadada, amenazó al rico huraño con acudir a las autoridades si continuaba con el acoso.
El viejo completamente irritado, agarró a la joven y la despeñó contra unas piedras muriendo la pobre al instante.
Pasó un año y el joven esposo regresó a Cella percatándose de lo ocurrido.
El pobre muchacho creyó morir de pena cuando le contaron lo sucedido y apareciendo en casa del viejo, lo arrastró hasta el lugar donde se había cometido el vil asesinato y lo mató con sus propias manos.
El lugar donde ocurrieron estos hechos pasó a quedar maldito para siempre.
Quedó maldito y espiritado aquel enclave de tal modo, que los vecinos tuvieron que construir allí mismo un pequeño templo consagrado para intentar acabar con aquella maldición pero misteriosamente, las piedras que se colocaban durante el día, eran furiosamente arrancadas durante la noche por unas manos invisibles.

Historias de fantasmas y aparecidos por todo Aragón

Un sabio peregrino que hizo noche en una ocasión en Cella, oyendo lo sucedido, opinó que el agua bendita podría acabar con los problemas que ocasionaba esta posible ánima errante. Los vecinos tomaron a bien el consejo del nómada y avisando al párroco del lugar, un Domingo por la mañana, el paraje quedó bendecido.
Por la noche apareció el ánima. Era por supuesto el maldito espíritu del viejo asesino que, al estar el enclave bendecido, nada podía hacer y se dedicó a vagar alrededor del templo durante la noche sin poder derribar piedra alguna.
 De repente y sin previo aviso, una fabulosa tormenta se concentró en torno a la población.
Parecía que un ejército de bruxones había conducido aquella tempestad hasta Cella pues nunca en la vida se volvió a ver una tormenta como aquella.
A mitad de la noche un rayo cayó justo encima del espíritu errante del viejo maldito mandándolo para siempre al infierno de donde jamás debió salir.
En el mismo lugar donde cayó el rayo, comenzó a manar agua y la tormenta cesó. De repente.
Tan repentinamente como había venido.
Tal fue la cantidad de agua que brotó y sigue brotando de aquel agujero ocasionado por el rayo que hoy en día el enclave es la conocida Fuente de Cella, una de las más amplias y profundas del mundo.

La espectacular Fuente de Cella

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