domingo, 1 de julio de 2018

La maldición del barrio de La Estrella



El conocido como “Barrio de La Estrella” o simplemente “La Villeta” es un caserío perteneciente al pueblo de Mosqueruela, en el Maestrazgo aragonés.
Es un lugar de difícil acceso y al cual se llega mediante el paso por barrancos y terrenos complicados y pedregosos. La tierra es mala e infértil y las condiciones de vida son sencillamente muy duras pero de cualquier modo, los vecinos que allí moraban no querían marcharse de sus casas. Era su hogar.
El rio Monleón también conocido como rio Seco, es el que pasa por el centro de la pedanía.
Pueden pasar varios años sin que fluya por el mismo ni una sola gota de agua pero… un día, llegó la maldición.

Barrio de La Estrella en Mosqueruela

Había una mujer en el pueblo, que era conocida como “la partera del rey”.
La vieja tenía este mote porque personas de la nobleza de todos los lugares de España habían llegado hasta aquí desde hacía años para que la partera, les hiciera abortar. Era una auténtica especialista tanto en hacer abortar a la madre para deshacerse del bebé como en lograr llevar el parto a buen final.
La tarde del 9 de Octubre del año 1883 ocurrió lo inesperado.
Una parturienta había acudido a la casa de la partera. Ésta mujer hacía meses que había pensado en deshacerse del niño y para ello había realizado en la soledad de su casa un pacto con el diaple.
El diablo le había prometido que él se desharía del bebé.
Fueron pasando los meses y no sabemos cómo pero, el instinto maternal de la mujer se fue desarrollando y la futura madre cambió de opinión y decidió tener el niño.
Acudió al Barrio de la Estrella, a la casa de la “partera del rey” y ésta con gran pericia, logró sacarle el niño y hacer que la madre alumbrara con éxito.
El diablo se sintió burlado. Ofendido. Si él había hecho un pacto, debía cumplirse. No podía ser de otro modo.
Y lanzó una maldición sobre el poblado.
Una fuerte tormenta comenzó en ese mismo momento y comenzó a descargar tan fuerte que la lluvia parecía algo infernal. Llovió con tanta fuerza que el rio Seco, se elevó 6 metros por encima de lo que permitía su cauce, arrancando incluso el puente de madera que permitía el paso a la margen derecha de la población.

Detalle del rio Monleón con agua

La riada arrastró todo lo que se encontró a su paso. Árboles, barro y rocas eran arrastrados con la peor de las virulencias y chocaban irremisiblemente contra las primeras diecisiete casas de la pedanía, arrastrando todos los enseres y moradores de las mismas.
Al final de la noche, el resultado fue de veintiocho casas con graves desperfectos, diecisiete casas completamente destruidas y veintiséis personas muertas. La maldición del diaple había sido una de las más terribles de cuantas se conozcan en el legendario aragonés.
El cadáver de la mujer que daba a luz, se encontró agarrando el cordón umbilical del pobre bebé, que no había podido disfrutar más que de unos pocos minutos de vida.

Una auténtica maldición

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