Nos cuenta la leyenda que Ponce, apuesto caballero, fue separado de su amada Eladia por el padre de esta, pues no aguantaba de buen grado los amoríos de su hija con un bastardo de Guevara.
Al final Eladia, se desposó con un caballero y esa misma noche, Ponce desapareció.
Marchó sin dejar tras él rastro alguno.
Uno de los más valerosos caballeros de la provincia de Huesca, se había ido.
Unos años después, apareció en la congregación de hermanos del Monasterio de Piedra un nuevo monje.
Le llamaron el monje inspirado pues su único deseo era ayudar a los demás sin tan apenas nunca hablar ni sonreir.
No tardó en ser el monje más querido y respetado del monasterio.
Monasterio de Piedra en Nuévalos |
Este monje, no era otro que Ponce, nuestro desgraciado caballero.
.Todas las noches a las doce en punto, el monje salía del monasterio a lo que ahora es el parque natural. A orar.
Y todas las noches el mismísimo Diablo se le aparecía e intentaba tentarle o incluso atacarle en más de una ocasión, aunque como Ponce, hombre de inquebrantable Fé, cada noche se aferraba a su crucifijo y seguía rezando, el demonio nada podía contra aquel hombre santo.
El Diablo no quiso otra cosa que poder vengarse del monje.
Nadie podía ser más poderoso que él y se las ingenió para engatusar a Eladia.
Una noche, fue la mismísima Eladia la que apareció ante el estupefacto monje y le susurró al oido todo lo que lo echaba de menos.
Le pidió ( bien aconsejada por el Diablo ) que dejase la congregación y que se fuese con ella.
Le prometió amor eterno.
Ponce, lejos de flaquear, se agarró a su crucifijo e imploró al Señor que aquella mujer marchase de allí y Eladia, entristecida y consciente de su fracaso, rompió a llorar y se marchó.
Es frecuente que el Diablo haya venido a tentar a multitud de monjes aragoneses |
Esa misma noche, Eladia se suicidó en la puerta del monasterio.
Ponce comenzó a enfermar para ya no curarse jamás.
Los días de Ponce estaban contados. Ya no comía, ya no se levantaba de la cama.
Y mientras tanto el Diablo exigiendo la mayor de las venganzas, agarró la piedra más grande que había en aquellos montes y la lanzó contra el Monasterio con intención de aplastarlo junto con sus ocupantes.
En el mismo momento que Ponce expiraba su último aliento, los ángeles del Señor desviaban la piedra, que fue a caer en el Lago del Espejo y ahí estará hasta el fin de los tiempos.
Martín de Ponce es recordado como uno de los hombres más santos que hayan pasado jamás por el Monasterio de Piedra desde su fundación en el año 1194.
La Peña del Diablo |
¡Seguro q en el monasterio d piedra hay muchas cosas mágicas!¡Gracias macarra!
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