Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

Esconjuramiento aragonés. Popular

domingo, 27 de noviembre de 2016

El curandero de Torrelapaja



En la localidad de Torrelapaja, exactamente en la Casa-Hospital de San Millán, habitaba un curandero muy afamado.
El fenómeno del curanderismo ha estado muy arraigado en nuestra tierra y los lugareños de aquí y de allá nos hemos desplazado en ocasiones varios cientos de kilómetros a causa de la fama del curandero de este o el otro pueblo.
Y muchas veces con éxito.

El fenómeno del curanderismo místico, extendido en todas las culturas existentes

Pues los poderes o sabiduría o quizás “dones” de estos hombres sabios, la mayoría de las veces sin tan siquiero estudios básicos son impresionantes.
Tal era el caso del curandero santero de Torrelapaja.
Le traían al hombre los niños enfermos.
Niños quebrados. Crebaos, que se decía entonces y él los curaba. Los sanaba. Curaba a niños que los médicos tradicionales los habían dejado por casos imposibles.

Localidad de Torrelapaja

Casa-hospital de San Millán

El santero recibía en la casa visitas todos los días. Desde todos los pueblos de Aragón e incluso de fuera, de Cataluña, de Soria, acudían las familias para que sanara a sus hijos y estos, regresaban a casa completamente sanos.
El curandero vendaba completamente el cuerpo del niño como si de una pequeña momia se tratase.
Una vez realizado este acto, procedía a su pesaje en una balanza. Una romana.
En el otro extremo de la báscula se colocaba aceite y había que equiparar el peso del niño con los litros de aceite.
El santero bendecía el óleo y ungía con él al niño. Por todo el cuerpo. Con tanto aceite como kilos pesaba la criatura.

Aún hoy en Aragón existe la tradición del pesaje de niños con trigo...

...o aceite, como en Torreciudad

El aceite que sobraba era destinado el culto de San Millán.
Al niño se le quitaban las vendas y se le lavaba cuidadosamente.
Y… ya había sanado.
Los poderes de los curanderos, hombres sabios ya casi desaparecidos.

domingo, 20 de noviembre de 2016

El escudo de Maella



Año 1439, la leyenda nos sitúa en una época exacta, y nos cuenta como en la localidad de Maella en Zaragoza, gobernaba un señor feudal cruel.
Un auténtico tirano. (Ahora por lo menos nos roban disimulando, pero antaño ni eso).
Se cree que el tirano fue Don Manuel de Ariño
Desde lo alto del castillo que vigila la población, Ariño hacía y deshacía a su antojo.

Lo que queda en la actualidad del imponente castillo de Maella

La cuestión es que los ciudadanos del pueblo se rebelaron contra él e intentaron expulsarlo.
Después de un par de días de guerrillas e intentos vanos y varias tristes muertes, el señor de la localidad salió victorioso pues aunque no era un gran ejército lo que poseías, sí que era suficiente para derrotar a aquellos aldeanos, más valerosos y aguerridos que efectivos en realidad.
Una vez sofocada la revuelta, el tirano dictó una sentencia para dar ejemplo al populacho y que jamás volviese a repetirse un acto parecido.
La sentencia era terrible.
El cabecilla de la revuelta ciudadana sería ejecutado. Le cortarían la cabeza por la mañana en la plaza del pueblo.
La prometida del joven, una hermosa muchacha, trató de interceder y le suplicó al tirano que no matase a su novio. Le imploró por la vida del chico y le prometió que haría cualquier cosa que le pidiesen por salvar a su amado.
Ariño, cruel y malvado como era y percatándose de la belleza de aquella muchacha le dijo:
“El único modo de que le perdone la vida al revolucionario es que me concedas tu mano”
La muchacha entristecida accedió y esa misma tarde, el joven fue puesto en libertad y el tirano comenzó a pensar en los preparativos para su boda con la preciosa moza.

Señores feudales. Déspotas e injustos en la gran mayoría de los casos

Pero ocurrió lo impensable. Uno de esos actos que pueblan el leyendario de pueblos indómitos y valerosos como el aragonés.
La muchacha se amputó la mano ella misma y se la envió al tirano en una bandeja.
Dicen que el déspota cuando la vio comenzó a gritar “¡ la mà d´ella, la mà d´ella !”
La mano de ella.
Y al poco tiempo la villa pasó a llamarse Maella.
Incluso la mano de la valiente muchacha aparece en el escudo de la localidad.
El tirano suavizó mucho su comportamiento desde aquel día y la muchacha, aunque manca, se casó con su prometido.

Bandera y escudo de Maella

domingo, 13 de noviembre de 2016

El pozo de los Aines

Grisel es un precioso pueblo cerca de Tarazona, en la zona del Moncayo.
Tienes atractivos suficientes como para realizar una buena visita como pueden ser su castillo del siglo XIII, la iglesia, la ermita... pero por encima de todos está el fabuloso pozo de los Aines.
Había, en tiempos de los moriscos, una familia en Grisel a la que llamaban "Los Aines", era la familia de un moro rico. 

Moriscos en España
Se habían quedado en España convertidos al cristianismo pero claro, de igual modo que si a muchos de los cristianos los obligaran a convertirse al credo musulmán, en secreto seguirían en su fé, también los moros lo hicieron así y este patriarca de Los Aines no hacía gran caso de los mandamientos católicos.
El caso es que como era muy rico, las autoridades tampoco le decían nada, pero el pueblo estaba ya cansado de los privilegios del viejo Ain.
Corre la datación en el año 1535. Un Domingo el viejo moro, desoyó el mandamiento de ir a misa los Domingos y lo que hizo fue irse a trillar a una de sus eras con un criado.
No era la primera vez que lo hacía y los habitantes de la población completamente ofuscados le dijeron al cura que esto no podía seguir así y que si el moro practicaba una falsa fé, había que castigarlo.

Población de Grisel...

...y su espectacular castillo medieval
No hizo falta la intervención del párroco.
A las pocas horas del hecho, se escucho un grandísimo estrunedo en todo el pueblo, el ruido fue ensordecedor.
Un gran agujero se había abierto en la era del Ain y mientras trillaba se había tragado al moro, al criado, a las caballerías, el trillo y todo alrededor.
La población completamente asustada, tardó tiempo en acercarse al lugar pues achacaban el hecho a un castigo divino y ya sabemos que... no hay que bromear con lo divino.
Desde entonces y para siempre, el lugar será conocido como "Pozo de los Aines"

Pozo de los Aines

domingo, 6 de noviembre de 2016

Los Debinaires



Cuando uno de estos bruxones de los que ya hemos hablado te daba el mal, era complicado quitártelo de encima.
Había que acudir al cura de la iglesia o incluso al debinaire.
El adivino, el mago.
Este personaje era algo parecido a la otra cara del bruxon, Se decía de ellos que poseían el alma blanca. Se cree que desde el mismo momento de su nacimiento poseían poderes mágicos y curativos.
Sanadores. Saludadores. Magia blanca. Poder para contrarrestar las maldiciones de las bruxas.

La figura del debinaire. Totalmente elejada de la del bruxon

Una altísima probabilidad de nacer con el alma blanca y poder dedicarse a la curación la tenían aquellos nacidos durante cualquiera de los dos solsticios, tanto el de verano como el de invierno,  los gemelos y los séptimos hijos, muy importantes y poderosos estos últimos. Todos estos tenían muchas probabilidades de convertirse en poderosos de alma blanca.
Sobre todo los niños que nacían “con manto”.
Nacer con manto era la mayor de las alegrías pues ese niño se convertía al poco tiempo en uno de los más poderosos curanderos-videntes que hubiese sin duda en el lugar.
Nacer con manto es nacer con la cabeza recubierta por un extraño manto blanquecino que no es otra cosa que el saco amniótico que, en muy poquitos casos, no se rompe y el bebé, sale al exterior con él sobre el rostro.
Tradicionalmente este “manto”, conocido en algunos lugares como “La toquilla de la Virgen”, se guardaba por la familia y luego se secaba. Se decía que era un poderoso amuleto contra los maldaus y sobre todo un increíble remedio contra las quemaduras.

Nacido "con manto"
También ocurría que algunos de estos niños naciesen con una cruz de Caravaca marcada tanto en la nuca como en el fondo del paladar. También este símbolo era sino de grandes poderes curativos y adivinatorios.
Estos debinaires poseían sus dones desde su mismo nacimiento, curaban como se decía entonces “de gracia”.
No adquirían los poderes como los bruxones mediante un satánico pacto ni leyendo las páginas de algún libro prohibido, no. Se creía que venían sus poderes dados por Dios en el mismo momento del nacimiento del niño ¡ o incluso antes !
Pues es bien sabido y contrastado que hay niños capaces de llorar incluso antes de nacer.
Llorar desde dentro del vientre de la madre. Se dice que el niño que puede hacer este llanto aún sin aire en sus pulmones, desde dentro del vientre, nacerá con la Gracia.
Estas personas tenían una capacidad innata para hacer el bien e incluso en alguno de los casos poder para contrarrestar los maldaus de los más poderosos bruxones. Se acudía a ellos para pedir ayuda siempre, por ejemplo a encontrar objetos o personas perdidas siendo siempre éstos muy eficaces.
En algunas ocasiones, estos debinaires tan solo podían localizar al bruxon, saber la identidad de aquel que había dado el mal y de este modo la víctima se las pudiese arreglar con él.
En otras además de ello, podía también predecir cuál era el remedio para el mal que el paciente sufría. Estos remedios podían ser desde un esconjuramiento, o echar agua bendita por la casa, proteger una chimenea con espanta bruxas o quizás beber una infusión de algunas hierbas o aplicar alguna cataplasma.

También especialistas estos debinaires en la creación de amuletos y talismanes