Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

Esconjuramiento aragonés. Popular

domingo, 25 de diciembre de 2016

La Virgen de la Oliva y el prisionero de Arascués



La leyenda está fechada en el año 1562 y nuestro protagonista tiene nombre y apellidos. No se trata en esta ocasión en uno de estos relatos que se pierden en las profundidades del tiempo y la mitología.
Nuestro protagonista se llamaba Ángel Domingo Ribarés y era vecino de la población de Arascués.
Domingo estaba prisionero en una cárcel de Argel. 

Las terribles prisiones de la época

Era tenido como un preso bastante peligroso y lo custodiaba siempre un moro, el cual estaba encargado de torturare un rato todos los días.
Además nuestro protagonista estaba las veinticuatro horas cargado de grilletes y cadenas tanto en manos como en pies como alrededor de su cuello.
El moro encargado de su custodia le hacía padecer las mil y una torturas. Desde no dejarlo dormir hasta arrancarle las uñas y echar limón y sal en las heridas infectadas. Con ello conseguía cauterizar las llagas y que el prisionero no muriera acusa de la infección. Así, podían seguir torturándolo de por vida.
Ángel Domingo no podía más. Estaba a punto de rendirse al enemigo y rezó.
Más que rezar. Imploró a la Virgen de su pueblo.
Le suplicó fervorosamente que le concediera la libertad y de repente… se obró el milagro.
Antes de que nadie se diera cuenta de nada, en un abrir y cerrar de ojos, Ángel apareció a las puertas de la ermita de la Virgen de la Oliva. Allí. Con sus cadenas, sus heridas, sus esposas, sus grilletes e incluso el moro que lo custodiaba.
Al moro le fue perdonada la vida pues abrazó la fe cristiana al ver semejante prodigio, como no podía ser de otra manera.

Ermita de la Virgen de la Oliva...

...donde se produjo el milagro

domingo, 18 de diciembre de 2016

El Tozal de las forcas



La leyenda data del siglo XI.
En la población musulmana de Al-Byego, hoy Abiego, residía la familia mozárabe de los Isarre. Buena familia.

Localidad de Abiego

Los Isarre tenían dos hijos y los dos decidieron alistarse a las órdenes del rey Sancho Ramirez para poder ayudar en la lucha contra los ejércitos islámicos que oprimían a los buenos cristianos.
La historia llegó al alcalde de la entonces ciudad de Al-Qasr, hoy Alquézar.
El alcalde musulmán no iba a permitir que una familia tan importante tuviese a dos hijos luchando contra la fe islámica y decidido envió a dos emisarios para que hablaran con los padres de los soldados y les hicieran renegar del cristianismo y volver a la auténtica fe musulmana.
Los padres dijeron que no iban a interceder en los deseos ni en el destino de sus hijos y estos, no quisieron ni tan siquiera atender a los emisarios del alcalde de Al-Qasr y los expulsaron de la casa de malas maneras.
El corregidor entró en cólera y dando una muestra de su poder ordenó ahorcar aquel mismo día a los padres de los muchachos.
El lugar escogido es conocido hoy como “El tozal de las forcas”.
Muchos montañeros aseguran que la santificación del lugar y posterior construcción de la imponente ermita de San Joaquín no sirvieron para aplacar las almas de aquellos dos ancianos, pues incluso hoy, en las más oscuras noches pueden escucharse misteriosos lamentos desde lo más alto de la loma.

El misterioso "Tozal de las forcas"

domingo, 11 de diciembre de 2016

La Peña del rayo



En Tosos, a orillas del Huerva tenemos una leyenda muy bonita y curiosa.
La totalidad del casco urbano está recubierto de las humildes casas todas apelotonadas unas contra las otras, como pugnando por ganarse un pequeño sitio. Los tejados de las casas se elevan discretamente hasta la falda de las peñas.
Tosos y sus peñas

Las peñas son un modo de “hongos” de tierra que a primera vista dan incluso miedo.
Pues asemejan imponentes gigantes que, surgidos de las entrañas de la tierra parecen desafiar a las leyes de la gravedad y amenazar a los vecinos con el derrumbe sobre sus hogares en cualquier momento.
Una de ellas incluso, ha sido bautizada como “La peña Chiquita” precisamente debido a lo colosal de su altura pues casi alcanza los treinta metros de alzada.

Peña "Chiquita"

Algo más abajo, en el pintoresco pantano de las Torcas se dicen que hace muchos años, durante una impresionante tormenta, un tremendo rayo cayó en aquel paraje y fue a dar contra una montaña que entonces había.
La potencia de la electricidad fue tal, que la montaña quedó hecha astillas completamente y provocando un inmenso alud de piedra y destrucción sepultó a un pobre pastor y a todo su rebaña que se había detenido para guarnecerse de la terrible tempestad.
Jamás se encontraron los cuerpos del pastor ni los de las ovejas tampoco. Hay quien dice que se transformaron en el inmenso paraje de peñas y piedras que levantándose hacia el cielo, parecen clamar justicia por aquella muerte tan injusta.

Pantano de las Torcas...

...y Peña del rayo

domingo, 4 de diciembre de 2016

"El cuarto de los moros" en Torrellas



Cuenta la leyenda que en el zaragozano paraje de Torrellas, había un tremendo pasadizo desde tiempos de los moros.
Todas las casas arrancan directamente desde la carretera y en una suave pendiente. Incluida su maravillosa y pintoresca plaza mayor.

Plaza mayor de Torrellas

Se cuenta incluso que en uno de los edificios de la particular plaza de porches pintorescos e irregulares pernoctó el rey Felipe IV de camino hacia Ágreda.
Es curiosamente allí mismo donde se cree que permanece oculto todavía lo que llaman “El cuarto de los moros”.
Un tremendo pasadizo que en tiempos de los musulmanes, fue en varias ocasiones utilizado por estos para poder escapar en caso de peligro o para poder controlar el grano en caso de cualquier asedio, pues el túnel comunicaba directamente con el molino de la localidad.

Antiguo molino. Estará aquí el tesoro ?

No han podido encontrarse a día de hoy las entradas a este pasaje subterráneo pero no será porque no se hayan buscado, no. Pues en 1610, cuando el rey Felipe III decretó la total expulsión de los moriscos, se dice que estos, escondieron en los túneles un gran tesoro con la intención de regresar más tarde a buscarlo, cosa que jamás llegó a ocurrir.
¿ Estará el subsuelo de Torrellas lleno de oro ?
¿ Hay un tesoro escondido en el pueblo esperando a ser descubierto desde hace cuatrocientos años ?
¿ Por qué no ?

Túneles y pasadizos secretos. Siempre evocadores de mitos y leyendas

domingo, 27 de noviembre de 2016

El curandero de Torrelapaja



En la localidad de Torrelapaja, exactamente en la Casa-Hospital de San Millán, habitaba un curandero muy afamado.
El fenómeno del curanderismo ha estado muy arraigado en nuestra tierra y los lugareños de aquí y de allá nos hemos desplazado en ocasiones varios cientos de kilómetros a causa de la fama del curandero de este o el otro pueblo.
Y muchas veces con éxito.

El fenómeno del curanderismo místico, extendido en todas las culturas existentes

Pues los poderes o sabiduría o quizás “dones” de estos hombres sabios, la mayoría de las veces sin tan siquiero estudios básicos son impresionantes.
Tal era el caso del curandero santero de Torrelapaja.
Le traían al hombre los niños enfermos.
Niños quebrados. Crebaos, que se decía entonces y él los curaba. Los sanaba. Curaba a niños que los médicos tradicionales los habían dejado por casos imposibles.

Localidad de Torrelapaja

Casa-hospital de San Millán

El santero recibía en la casa visitas todos los días. Desde todos los pueblos de Aragón e incluso de fuera, de Cataluña, de Soria, acudían las familias para que sanara a sus hijos y estos, regresaban a casa completamente sanos.
El curandero vendaba completamente el cuerpo del niño como si de una pequeña momia se tratase.
Una vez realizado este acto, procedía a su pesaje en una balanza. Una romana.
En el otro extremo de la báscula se colocaba aceite y había que equiparar el peso del niño con los litros de aceite.
El santero bendecía el óleo y ungía con él al niño. Por todo el cuerpo. Con tanto aceite como kilos pesaba la criatura.

Aún hoy en Aragón existe la tradición del pesaje de niños con trigo...

...o aceite, como en Torreciudad

El aceite que sobraba era destinado el culto de San Millán.
Al niño se le quitaban las vendas y se le lavaba cuidadosamente.
Y… ya había sanado.
Los poderes de los curanderos, hombres sabios ya casi desaparecidos.