Hace ya años que parecen no verse en nuestros bosques o
en las afueras de nuestros pueblos, pero las hubo. Y bien numerosas.
Los
testigos de aquellas procesiones infernales nos aseguraron que eran realmente
terroríficas, espantosas.
El maestro Goya nos describió con sus pinceles estas procesiones |
Lugares habituales de reuniones de bruxas y diaplerons eran
por ejemplo los cruces de caminos.
Figuras de negro, totalmente ensotanadas deambulaban en dos filas por los caminos dirigiéndose al
aquelarre. Uno de los más populares era el de las eras de Tolosa a donde los
bruxones aragoneses se dirigían en todas las fiestas de gran solemnidad para la
iglesia para bailar con el diaple.
Se desplazaban en silencio por la oscuridad, portando tan
solo un hacha de viento para iluminar el camino.
O lo que es lo mismo, el brazo de un niño muerto sin
bautizar, el cual prendían fuego por la punta de los dedos y ofrecía una tenue
y diabólica luz azulada.
En otras ocasiones estas luminarias se confeccionaban con
las ramas secas de otro arbusto mágico por excelencia, el boj. Parecían
encender el bosque. La procesión de las bruxas se veía llegar a lo lejos.
Bruxones hubo en estas tierras menos que bruxas pero no
menos importantes.
Miguel Guillén, Juan de Larrat y Pedro de Arruebo fueron
algunos de los más poderosos.
Procesiones que solían terminar en un baile desenfrenado presidido por el mismo diaple |
Realmente hasta hace muy pocos años, en muchos pueblos
aragoneses han vivido hombres con fama de bruxones y de curanderos. Hombres que
aunque temidos han sido muy respetados por todos los lugareños y de gentes de
los alrededores. Hombres que han recibido visitas de gentes venidas de muy
lejos que movidos por la fama y el poder curativo del bruxon se han desplazado
kilómetros en busca de una cura muchas veces casi imposible.
Del mismo modo que muchos de ellos podían sanar, también
podían dar el mal. Es por esto que eran tan cotizados pues gran cantidad de esto bruxones
recibieron más encargos para maldecir a este o aquel vecino que para sanar a
alguien.
Estos bruxones podían provocar desgracias, enfermedades.
Podían espiritar una casa.
¡ Podían provocar la muerte !
Cuidado con los bruxones, amigos mios. Mucho cuidado...
Bruxa |