Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

Esconjuramiento aragonés. Popular

domingo, 15 de julio de 2018

El batanero de Villalba Baja



Hace bastantes años, en la población turolense de Villalba Baja, había un batán bastante próspero. El batanero era un hombre adinerado y trabajador y vivía en la casa encima del batán.
Una mañana en el monte cerca e la localidad, se encontró el batanero con dos cachorros de lobo. Eran recién nacidos y decidió llevárselos a su casa.
Esa misma noche, cuando estaba durmiendo, escuchó unos extraños ruidos en la puerta del batán y se asomó a la ventana para ver qué ocurría. No eran nada más y nada menos que dos lobos grandes. Negros. Que estaban intentando escarbar, para hacer un agujero por debajo de la puerta y poder entrar a la casa del batanero. Eran sin duda los padres de los lobeznos.
El batanero se levantó y agarrando el caldero que tenía en la lumbre, les echó a los lobos por la ventana el aceite hirviendo. Los lobos se marcharon aullando, como es de esperar. A la noche siguiente, los lobos volvieron al batán pero como todos estaban ya avisados y preparados, les arrojaron de todo desde las ventanas y los lobos se marcharon heridos y ya no volvieron.

¿Los lobeznos del batanero...?


El batanero iba por los pueblos de al lado enseñando a los lobeznos en una jaula y se ganaba unas monedas con este espectáculo pero cuando los lobos se hicieron mayores y ya no los necesitaba… los mató.
Aquí pareció acabar la historia del batanero pero no. Acababa de empezar.
Llegó el carnaval, en Febrero, para estas fechas. Se hizo una gran fiesta y un gran baile en el pueblo y acudieron al baile dos extrañas viejas. Forasteras. Iban disfrazadas de brujas. Se terminó la fiesta y cuando todos se marcharon y regresaron a sus casas, el batanero se encontró con dos de sus criados muertos en el batán. Los habían ahorcado.
Fue un desastre pero bueno, se repusieron como pudieron. Pasó un año y al llegar otra vez la fiesta del carnaval volvieron aquellas dos viejas disfrazadas de brujas. Se comió, se bebió y se bailó y al amanecer, fueron todos corriendo al batán por que se estaba incendiando. Quedó completamente destruido, no se salvó ni una sola piedra.
Al pasar el año de nuevo y volver otra vez el carnaval y las dos mujeres disfrazadas, los vecinos de Villalba ya sospechaban que aquellas viejas no iban disfrazadas de brujas, sino que eran brujas de verdad.

Ruinas del antiguo batán de Villaba Baja


Prepararon agua hirviendo con cal y cuando un año más aquellas brujas aparecieron en el carnaval les echaron el caldero por encima.
La sorpresa fue que, en un solo segundo y delante de todos, en un visto y no visto, las brujas desaparecieron al contacto con la cal y en el mismo lugar donde había dos viejas brujas, tan solo quedaban en el suelo unos ropajes negros, andrajosos y humeantes.
A la mañana siguiente, en las afueras del pueblo, ¿sabéis lo que se encontraron los vecinos?
Dos lobos enormes, negros.
Muertos.         
Con claras heridas de haber sido quemados… por cal.
Cada uno ahora, que saque sus propias conclusiones.

¡Nunca podemos fiarnos de una bruxa!


domingo, 8 de julio de 2018

Encinacorba. Bruxas y Vírgenes



Hay lugares en Aragón con tal riqueza etnológica, con tal poder, que nos concentra tanto apariciones de la Virgen como del mismísimo demonio.
Encinacorba es uno de estos lugares. Muy cerquita de Zaragoza a unos 50 kilómetros nos encontramos con este pequeño pueblo. Un lugar encantador.
Perteneciente a los templarios hace mil años y a los caballeros de la orden de San Juan del Hospital poco tiempo después.

Ruinas del castillo de Encinacorba

Según esta leyenda son estos mismos caballeros sanjuanistas que, embarcados en una nave por el Mediterráneo, tuvieron que afrontar una tormenta .
Una tormenta de mil demonios que a punto estuvo de enviar a pique el barco. En medio de tan grandiosa calamidad, estos caballeros se encomendaron a la protección de la virgen y, según nos cuentan las crónicas, ésta acudió en su ayuda calmando la tempestad que se había desatado y dejando las aguas como decimos aquí, como una balsica de aceite.
Una vez las aguas se calmaron y con todos los caballeros ya tranquilos y agradecidos, apareció sobre el mar, un baúl de madera flotando que los caballeros decidieron pescar y subir al barco. Dentro del cofre, apareció una imagen de la Virgen y es a esta Virgen a la que se atribuyó el milagro de la salvación en medio de la tempestad.
Dada la expectación y la devoción que se le tenía, en cuanto llegaron a la encomienda de Barcelona, la imagen de la Virgen fue echada "a suertes" entre los caballeros a fin de decidir quién se haría cargo y velaría por ella.
Había caballeros de varias encomiendas de España.
La suerte recayó en un caballero originario de la villa de Encinacorba. Pero no contentos con el resultado el resto de los caballeros reclamaron que se repitiese el sorteo.
Hasta siete veces llegó a repetirse el mismo, y las siete veces el resultado fue idéntico, por lo que al final hubo de aceptarse que el designio divino era que dicha imagen quedara ligada a la villa de Encinacorba.
Es nada más y nada menos que la Virgen del mar y es cómo no, la patrona de la localidad.

Virgen del Mar. Santa patrona de Encinacorba
Ahora podemos comprobar en esta misma población cómo en los mismos lugares en los que vírgenes y entes claramente “blancos” gustan de aparecerse, lo mismo ocurre con otros entes menos amigables. Como por ejemplo el diaple y las bruxas.
Os voy a contar una leyenda que me contó mi amiga Trinidad Usón, una gran trufera de la zona.
En el leyendario aragonés, las bruxas vuelan una vez al año desde el monte Jabalón en Teruel al aquelarre cercano a la localidad de  Trasmoz en el Moncayo.
Los dos aquelarres más importantes de Aragón.
Pues bien, resulta que Durante años se han visto pasar a las brujas en la noche de San Juan  volando en sus escobas sobre Encinacorba y girando sobre Santa Cruz y sobre la aguja de la torre de la iglesia. Tienen una ruta fija y, la bruja guía, se orienta siguiendo las cresterías de las montañas más elevadas, en este caso San Ginés, Peña Palomera, la Atalaya y Valdemadera en dirección a la zona de Tarazona.
Más de una de estas viejas, experta en dar el mal de ojo, en espiritar a las personas y a los animales, se ha quedado a vivir en Encinacorba. Una de las leyendas nos cuenta cómo un pastor, se encontró con una pequeña cabrita en mitad del monte.
La cabrita parecía enferma y no podía caminar y el pastor apenado, decidió llevarla en brazos los kilómetros que faltaban para llegar a Encinacorba.
Cuando ya estaban muy cerca del pueblo, cuando ya se vislumbraba el esconjuradero s situado en el cerro más alto de la localidad, la cabra, riendo con voz de mujer, le dijo al pastor, jajajajaja, gracias por traerme, poca gana de caminar tenía yo hoy.
El pastor asustado, tiró la cabra al suelo, quebrándose ésta una pata al caer y el pastor echó a correr hasta llegar a su casa donde por supuesto su mujer no le creyó.
Al día siguiente, por la mañana una de las viejas de la localidad que tenía fama de bruxa, amaneció con una pierna rota y a nadie quiso dar explicaciones de cómo se lo había hecho.

Reunión de bruxas

domingo, 1 de julio de 2018

La maldición del barrio de La Estrella



El conocido como “Barrio de La Estrella” o simplemente “La Villeta” es un caserío perteneciente al pueblo de Mosqueruela, en el Maestrazgo aragonés.
Es un lugar de difícil acceso y al cual se llega mediante el paso por barrancos y terrenos complicados y pedregosos. La tierra es mala e infértil y las condiciones de vida son sencillamente muy duras pero de cualquier modo, los vecinos que allí moraban no querían marcharse de sus casas. Era su hogar.
El rio Monleón también conocido como rio Seco, es el que pasa por el centro de la pedanía.
Pueden pasar varios años sin que fluya por el mismo ni una sola gota de agua pero… un día, llegó la maldición.

Barrio de La Estrella en Mosqueruela

Había una mujer en el pueblo, que era conocida como “la partera del rey”.
La vieja tenía este mote porque personas de la nobleza de todos los lugares de España habían llegado hasta aquí desde hacía años para que la partera, les hiciera abortar. Era una auténtica especialista tanto en hacer abortar a la madre para deshacerse del bebé como en lograr llevar el parto a buen final.
La tarde del 9 de Octubre del año 1883 ocurrió lo inesperado.
Una parturienta había acudido a la casa de la partera. Ésta mujer hacía meses que había pensado en deshacerse del niño y para ello había realizado en la soledad de su casa un pacto con el diaple.
El diablo le había prometido que él se desharía del bebé.
Fueron pasando los meses y no sabemos cómo pero, el instinto maternal de la mujer se fue desarrollando y la futura madre cambió de opinión y decidió tener el niño.
Acudió al Barrio de la Estrella, a la casa de la “partera del rey” y ésta con gran pericia, logró sacarle el niño y hacer que la madre alumbrara con éxito.
El diablo se sintió burlado. Ofendido. Si él había hecho un pacto, debía cumplirse. No podía ser de otro modo.
Y lanzó una maldición sobre el poblado.
Una fuerte tormenta comenzó en ese mismo momento y comenzó a descargar tan fuerte que la lluvia parecía algo infernal. Llovió con tanta fuerza que el rio Seco, se elevó 6 metros por encima de lo que permitía su cauce, arrancando incluso el puente de madera que permitía el paso a la margen derecha de la población.

Detalle del rio Monleón con agua

La riada arrastró todo lo que se encontró a su paso. Árboles, barro y rocas eran arrastrados con la peor de las virulencias y chocaban irremisiblemente contra las primeras diecisiete casas de la pedanía, arrastrando todos los enseres y moradores de las mismas.
Al final de la noche, el resultado fue de veintiocho casas con graves desperfectos, diecisiete casas completamente destruidas y veintiséis personas muertas. La maldición del diaple había sido una de las más terribles de cuantas se conozcan en el legendario aragonés.
El cadáver de la mujer que daba a luz, se encontró agarrando el cordón umbilical del pobre bebé, que no había podido disfrutar más que de unos pocos minutos de vida.

Una auténtica maldición

domingo, 24 de junio de 2018

La cabeza de Goya



El Cónsul español en Burdeos, descubrió la tumba de Don Francisco de Goya, allí en su ciudad.
Don Joaquín Pereyra, que es como se llamaba el diplomático, con toda la buena fe del mundo decidió exhumar el cadáver del genio aragonés para poder repatriar los restos a España.
El cadáver efectivamente fue exhumado pero los resultados al abrir aquel féretro, no fueron los esperados.

Goya

Los restos eran los de Don Francisco pues incluso se hallaron los restos de tela del sombrero con el que el pintor fue enterrado pero… no había cabeza.
El cráneo del pintor no estaba junto con el resto de huesos.
Aquí comenzaba la leyenda.
Hubo quién comentó que en la época, había muchos ricos excéntricos que habían coleccionado cráneos humanos ( se dice que el mismísimo Napoleón Bonaparte fue uno de estos coleccionistas ).
También se dice que hace años, se encontró un cuadro del pintor Dionisio Fierros que atrás portaba la siguiente inscripción: “El cráneo de Goya pintado por Fierros en 1849”.
Hay también quien aseguró que, uno de los hijos de Fierros le dio de comer esta cabeza a un perro que lo perseguía, al no saber que pertenecía a Goya.
Probablemente, nunca se sabrá la verdad. Los restos del genial aragonés descansan a día de hoy en la ermita de San Antonio de Florida en Madrid.
De la cabeza… nada sabemos.

El cráneo de Goya pintado por Fierros en 1849