El Cónsul español en Burdeos, descubrió la tumba de Don
Francisco de Goya, allí en su ciudad.
Don Joaquín Pereyra, que es como se llamaba el diplomático,
con toda la buena fe del mundo decidió exhumar el cadáver del genio aragonés
para poder repatriar los restos a España.
El cadáver efectivamente fue exhumado pero los resultados al
abrir aquel féretro, no fueron los esperados.
Goya |
Los restos eran los de Don Francisco pues incluso se
hallaron los restos de tela del sombrero con el que el pintor fue enterrado
pero… no había cabeza.
El cráneo del pintor no estaba junto con el resto de huesos.
Aquí comenzaba la leyenda.
Hubo quién comentó que en la época, había muchos ricos
excéntricos que habían coleccionado cráneos humanos ( se dice que el mismísimo
Napoleón Bonaparte fue uno de estos coleccionistas ).
También se dice que hace años, se encontró un cuadro del
pintor Dionisio Fierros que atrás portaba la siguiente inscripción: “El cráneo
de Goya pintado por Fierros en 1849”.
Hay también quien aseguró que, uno de los hijos de Fierros
le dio de comer esta cabeza a un perro que lo perseguía, al no saber que
pertenecía a Goya.
Probablemente, nunca se sabrá la verdad. Los restos del
genial aragonés descansan a día de hoy en la ermita de San Antonio de Florida
en Madrid.
De la cabeza… nada sabemos.
El cráneo de Goya pintado por Fierros en 1849 |