Las leyendas sobre los grandes saltos que nuestros héroes
han dado a caballo entre montañas y picos son numerosas pero en el caso del
salto de Pero Gil, hay una curiosidad que la hace única.
No es ningún héroe en esta caso.
Es su escudero.
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Camino a la leyenda |
Pero Gil era el orgulloso y servicial escudero de nada más y
nada menos que el Cid.
Se encontraban guerreando en la zona de Tramacastilla cuando
ambos cayeron en una emboscada y el Cid, viendo que el número de atacantes les
superaba con creces, ordenó a su escudero la retirada.
El Campeador era buen conocedor de aquellos inhóspitos
parajes y los moros también pero el bueno de Pero…no.
A los pocos metros de emprender la huida, Pero Gil perdió de
vista a su señor y perdido como estaba, instigó a su caballo montaña arriba.
Los moros aullaron de alegría pues no había escapatoria a
donde el pobre escudero se dirigía.
Sin lugar a dudas, el escudero del Cid Campeador, sería un
buen botín.
Pero Gil seguí pinchando a su caballo para que corriera más
y más y cuando se aproximaba al final del trayecto con los moros pisándole los
talones, se dio cuenta de que no había escapatoria.
El camino terminaba en un profundo barranco.
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Salto de Pero Gil |
El caballo del cristiano estuvo a punto de detenerse pero
Pero Gil lo espoleó con tal fuerza y rabia que el animal siguió y siguió
corriendo con tal énfasis que al llegar al filo del precipicio saltó
Y tal fue el salto que llegaron ambos sanos y salvos hasta
la punta de la piedra situada en el monte de enfrente a más de veinte metros de
distancia.
Los moros enmudecieron al contemplar la hazaña y regresaron
a su campamento en completo silencio.
Aquellos enemigos estaban hechos de otra pasta, pensaron.
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Leyendas de legendarios saltos a caballo, encontramos en todas las culturas |
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