Ha habido discusiones sobre el lugar del encuentro entre
Jorge y la bestia pues Pentápolis, es el lugar ocurrió la contienda y Pentápolis se conocen varias desde que el hombre es
hombre.
Se defendió incluso la improbable idea de la Pentápolis
biblíca, compuesta por las ciudades de Gomorra, Sodoma, Segor, Adama y Zeboím.
Sodoma y Gomorra. Exterminio bíblico |
También se habló de la Pentápolis argelina compuesta por los
núcleos de Beni Isgen, Bou-Noura, Melika, Ghardaïa y El Ateuff, aunque se
desechó al poco por falta de documentación.
Otra de las candidatas era la Pentápolis italiana formada
por las metrópolis de Pésaro, Fano, Rímini, Ancona y Senigallia. Tampoco hubo pruebas
concluyentes de este enclave.
La Pentápolis filistea en la actual franja de Gaza también
se sumó a las pretendientes a enclave de
la leyenda pero tampoco se sostuvo la teoría.
La Pentápolis española no podía faltar al evento y se quiso
dar a entender que San Jorge había derrotado al monstruo en la Comarca de las
Cinco Villas.
Ninguna teoría se sostenía hasta que se averiguó que la
Pentápolis libia era nuestro legendario territorio pues aunque está formada por
las actuales Al-Aguriya, Susah, Tocra, Bengasi y Shahat, en tiempos pretéritos
no eran estos los nombres originales de las ciudades y estas eran Ptolemaida,
Apolonia, Arsínoe, Berenice y por fin… Cirene.
O Sirena.
Ya tenemos la ciudad donde tuvo encuentro la terrible batalla
de San Jorge contra el dragón infernal.
Actual Shahat. Antigua Sirena donde nuestro San Jorge derrotó al dragón |
La bestia habitaba en un estanque cercano a la ciudad y los vapores
que emanaban del mismo cuando el terrible dragón se sumergía, eran infectos y
pestilentes e infectaban las poblaciones cercanas.
Para que no molestase a la población más de lo debido, pues
nadie se atrevía a hacer frente al monstruo, los habitantes del lugar le ofrendaban
cada día dos ovejas o alguna vaca que el dragón devoraba con gran apetito pero
como es de suponer… en poco tiempo las ovejas y las vacas se terminaron.
El dragón exigió doncellas. Quería devorar muchachas
jóvenes, ese era su deseo y si no se cumplía destruiría la capital en una abrir
y cerrar de ojos y devoraría a todos sus habitantes.
Las muchachas comenzaron a sufrir la suerte impuesta y
pronto se hizo un pequeño listado con los nombres de todas ellas cada día una
de ellas se sacrificaba por su ciudad y no tardó mucho tiempo que incluso a la
hija del Rey le llegó su turno (ahora desgraciadamente ya no pasan estas cosas
y las hijas de los reyes se libran de la suerte que les toca cuando esta no es
propicia, ¿ verdad ?).
El Rey se opuso a ello, era su única hija, su tesoro más
preciado pero la muchacha no quiso ningún trato de favor por su posición y
prometió que se entregaría a la fiera del mismo modo que tantas muchachas
inocentes lo habían hecho en las semanas anteriores.
El Rey desistió y la princesa se entregó sumisa a la fiera.
Fue esa misma mañana cuando llegó a la población un joven y
valeroso caballero. Era Jorge de Capadocia y enterándose del acontecimiento,
prometió librar a la ciudad del dragón y acabar con la bestia y su terrible
mandato de odio, sangre y fuego.
Llegado el momento y con la princesa completamente sumisa a
la entrada de la laguna del dragón, cuando este emergía de las aguas presto a devorarla,
Jorge apareció allí montando su caballo y con una gran destreza, acabó con la
fiera de un solo y certero lanzazo. Se dice que fueron necesarios cuatro bueyes
para poder arrastrar el cuerpo del monstruo hasta la plaza de la ciudad.
San Jorge 1 - Dragón 0 |
Los habitantes de la ciudad, la princesa, el Rey todas las ciudades
de alrededor se convirtieron al cristianismo esa misma mañana y de los restos
de la criatura brotó un magnífico rosal.
A San Jorge se le han seguido atribuyendo una impresionante
cantidad de hazañas y leyendas aunque la práctica totalidad de los documentos
son apócrifos o bien la tradición oral se ha encargado de distorsionar la
leyenda del guerrero.
El mismísimo Rey templario Jaime I, aseguró en más de una
crónica de su puño y letra, que un caballero blanco con blancas armas había
sido visto por los ejércitos moros y cristianos, apareciendo en mitad de la
batalla para luchar contra los infieles causando el terror de estos su sola
presencia, en más de una contienda.
En la batalla de Alcoraz en el año 1096 se menciona la repentina
llegada de un caballero potentemente armado que emitía un inmenso resplandor y
que aunque no pudo evitar la caída del Rey Sancho Ramírez en Huesca sí que
capitaneó a las tropas cristianas junto a Pedro I a los pies del Castillo de
Montearagón derrotando a los moros en una batalla mítica.
Desde el castillo de Montearagón (campamento cristiano de Pedro I) se reconquistó Huesca |