Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

Esconjuramiento aragonés. Popular

domingo, 26 de marzo de 2017

La Virgen de Senés de Alcubierre



Hace ya muchos años, uno de esos tiranos que hemos tenido por Aragón, empecinó en hacer algo horrendo.
El individuo no era otro que Joham de Urriés, el Señor de Larrés.
Tras una discusión se empecinó en hacer desaparecer el pueblecito de Senés.
Ya no destruirlo, no.
Peor.
Deshabitarlo, borrarlo de la memoria, de la historia. Ya sería el impertérrito paso del tiempo el que se encargaría de borrarlo del mapa. De que no quedase piedra sobre piedra.
Tanta manía tomó el señor de Larrés a la población de Senés que incluso dictó una sentencia por la cual, todos los documentos, escrituras e incluso partidas de nacimiento pertenecientes a los habitantes de este pueblo habría que quemarlos.

Senés de Alcubierre
La población se reveló, por supuesto, pero poco o casi nada podían hacer y justo cuando ya pensaban que estaban perdidos, cuando ya estaban seguros de que su amado pueblo se perdería para siempre en el olvido durmiendo el sueño de los justos, la intervención divina se puso de parte de aquellos pobres lugareños.
La Virgen de Serés se negaba a marcha de la capilla de la iglesia.
Era trasladada y a los pocos días desaparecía y volvía a aparecer en su iglesia. En su pueblo.
Hasta cuatro veces ocurrió este fenómenos y ante la vigilancia de varios soldados, la Virgen volvía a desaparecer.
Nunca se supo si aquellos milagrosos traslados fueron operados por algún vecino o por algún vecino devoto o por qué no… por la auténtica intercesión de  la Virgen.
El caso es que gracias al milagro, el pueblo no desapareció y al que ya casi está olvidando la historia por completo es al tirano de Joham de Urriés.
¿ Quién hemos dicho ?
Vah… lo he olvidado.
La milagrosa Virgen, se encuantra a día de hoy en el Museo Románico de Jaca.

Exposición de Vírgenes románicas en el Museo de Jaca


domingo, 19 de marzo de 2017

El águila de San Julián



La leyenda sitúa este hecho en la ermita de San Julián, en Lierta.
Se sabe que hace muchos años, en el Santuario de San Julián, vivía un ermitaño muy devoto del santo.
Las gentes del lugar, estaban muy contentas con el hombrecillo pues gracias a las limosnas que recibía, se ocupaba de cuidar y limpiar el santuario y la verdad es que estaba en muy buen estado.
El eremita, vivía en la tranquilidad de la cueva situada al lado del santuario y disponía además de un pequeño rebaño de animales de los que se abastecía e incluso podía invitar a comer a algún pobre mendigo cuando por allí pasaba alguno.
El hombre, además de un pequeño huerto, cuidaba de sus animales y de la ermita.
Las bestias eran una docena de gallinas, un par de cabras, alguna oca y dos o tres corderos, vamos, que tenía lo suficiente para vivir, la verdad.

Santuario de San Julián

Una mañana se percató de que le faltaba una gallina. Se puso a buscarla por los alrededores pues bien es sabido por todos los que hayáis tenido gallinas alguna vez, que estas aves pueden dar pequeños saltos-vuelos y salirse del corral.
No encontró la gallina por ninguna parte, se había esfumado.
El caso es que la zorra tampoco podía haber entrado al corral pues estos animales temen a los perros y el valiente perro pastro del ermitaña estaba allí tumbado tan tranquilo. Durmiendo.
Al día siguiente el eremita contó sus gallinas y… sorpresa. Le volvía  faltar otra gallina.
Había que descubrir al ladrón. Se pasó la mañana siguiente y la noche en vilo, escondido y cuando comenzaba a salir el sol, vio cómo una gran águila descendía del cielo a toda velocidad y se introducía dentro del gallinero.
Ya tenía al ladrón. El águila se elevó con su presa y el eremita le lanzo varias pedradas y le gritó y la maldijo:
“¡ Maldita seas por siempre, ojala que San Julián te convierta en piedra !”
El águila en ese momento, con la presa bajo sus garras entró volando en la cueva y el viejo pensó que ya estaba atrapada y entró con un palo a hacerle frente y a terminar con el problema de una vez por todas.
Entró a la cueva pero no pudo encontrar al águila. Era imposible que hubiese escapado sin embargo no estaba allí.
Salió y miró hacia el cielo por si la veía volando por las alturas y la encontró.
Pero no volando.
En lo alto del promontorio, encima de la ermita, allí estaba el águila con su presa en las garras, las dos convertidas en piedra. 
Y hasta el día de hoy, pueden verse. 
Y allí se han de quedar hasta el fin de los tiempos. 

Águila de piedra. Mito o realidad...?

domingo, 12 de marzo de 2017

Las bruxas en la Peña de Asba



La fama y el poder de las bruxas y bruxons en la comarca del Sobrarbe es de sobras conocida desde hace muchos años.
En uno de los tozales, el llamado “La peña de Asba”, estas bruxas se reunían frecuentemente para hacer sus aquelarres y reuniones secretas y para adorar al diaple.

Museo de brujería del Sobrarbe
En estas reuniones además de practicar las más impensables aberraciones sexuales a contra natura, se bailaba frenéticamente, se consumían extrañas y poderosas plantas y en algunas ocasiones, en los días de mayor solemnidad de la iglesia, se comían cadáveres de niños recién nacidos. Robados a sus nodrizas durante la noche.
En esta reunión siempre había una bruja que mandaba más que las demás. Era la que solía tener trato directo con el demonio y en ocasiones incluso fornicaba con él, éste último transformado en un enorme macho cabrío de gigantesco falo.
Algunas de estas bruxas dijeron:
El pene del diaple es monstruoso. Es tan largo y tan grueso como un brazo de un hombre.
Cuando expulsa su semen en nuestro interior es un líquido muy denso y gélido. Completamente helado.
Sin embargo al retirar el pene ese semen nos arde por dentro. Parece que te va a quemar las entrañas.
A pesar de todo, inexplicablemente, el sexo con Satán es la sensación más placentera que una mujer puede experimentar. Es mil veces más placentero que practicarlo con cualquier hombre

Las referencias al pene del diaple son incontables

Fue en una de estas reuniones donde la reina de las bruxas, avisando como siempre de la fecha del siguiente aquelarre, les dijo al resto de bruxas:
“Recordad no traer con vosotras ninguna figura sagrada ni decir ninguna palabra o nombre santo, pues de lo contrario no podríamos hacer el mal y la noche quedaría perdida”
Todas estuvieron de acuerdo, como siempre. Aquella noche además era especial, pues tres jóvenes novicias se presentaban a Satán por primera vez y esa fiesta era una de las más importantes.
La luna se escondió y las bruxas fueron llegando montadas en sus escobas desde todos los rincones de las comarca.
Las novicias estaban preparadas para entregarse al diaple y cuando el macho cabrío hizo aparición entre todas ellas, tal y como llegó, con enorme fogonazo azul que se vio desde muchos pueblos, desapareció de nuevo dejando allí una intensa olor a azufre.
Una de las novicias llevaba sin querer un pasador de plata en el pelo. Una aguja. Y en le misma aguja una imagen de Nuestro Señor. Eso era lo que había impedido al demonio hacer acto de presencia aquella noche.
Aunque el pasador impidió la entrega de la novicia a Satán no pudo impedir la paliza que le propinaron el resto de bruxas pues les fastidió una de las noches más importantes donde iban a preparar multitud de pociones y mejunjes.
Las bruxas de la zona han seguido reuniéndose en la peña de Asba prácticamente hasta nuestros días.

El Tozal de Asba desde Santa María de la Nuez

domingo, 5 de marzo de 2017

El Santo Vaso de Torrente de Cinca



Un importante tesoro se custodió hace años en la localidad de Torrente de Cinca.
Para ser exactos en la ermita de San Salvador.
El Santo Vaso. Del Santo Vaso, se dice que manaba un óleo, que era capaz de curar todas las enfermedades.
Absolutamente todas.
Ungían con él a enfermos llegados de todos los rincones de la península y todos quedaban curados de sus dolencias.
Por la noche se dejaba el Santo Vaso en su sitio, dentro del sagrario y al abrir las puertas por la mañana el Vaso se había llenado él solo de nuevo.
El Santo Vaso

Ya había habido en Aragón Santos Óleos con unas propiedades curativas más allá de toda comprensión, como por ejemplo el Santo Aceite de Estadilla  o el milagroso aceite que aun a día de hoy, mana de entre las rocas de la gruta de la ermita de la Virgen de Jaraba, pero sin duda alguna el más poderoso de todos era el de Torrente de Cinca.
Tras las milagrosas curaciones de este Aceite, el padre Alonso de Astudilla, ordenó levantar un convento trinitario y en él una capilla dedicada totalmente para el Santo Vaso.
La datación está más que contrastada. Era el día 7 de Abril de 1550.
Miles de peregrinos que seguían la antigua ruta jacobea del camino romano, pasaron por allí y curaron sus enfermedades.
Los milagros del aceite que manaba del Santo Vaso y el Cristo Salvador, no hacían ningún tipo de distinción con el orden social de las personas pues se sabe que además de haber sanado a miles de pobres y peregrinos que por allí pasaron, el propio Felipe II fue en secreto al convento y se curó de una terrible enfermedad que no tenía cura.
(Se cree que era la sífilis. Pero eso ya… es otra historia)

Ermita de San Salvador, en Torrente de Cinca