La Navidad y la Nochebuena al ser fechas religiosas (aunque por supuesto vienen del paganismo) eran dos de las noches más señaladas para las bruxas de estas tierras.
Se cree que era precisamente en la noche de Nochebuena cuando las bruxas y bruxones tenían más poder y era en estos días cuando las puertas se cerraban, se colgaban los amuletos y se confiaba ciegamente en los espantabruxas de las chimeneas.
Era en uno de los picos del "Turbón" donde se celebraba el mayor aquelarre del Pirineo, desde allí salían las bruxas a llevarse a los niños de las camas, a hechizarlos, a echarles algún maldau.
Era una noche realmente muy peligrosa e incluso temida.
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La Navidad no impedía a las bruxas y bruxones actúar |
Hace ya bastante tiempo ocurrió en uno de los pueblos de la comarca que como cada año, los vecinos marcharon a la misa del gallo.
En casa del Señor Tomás marchaban toda la familia a la misa, excepto la abuela por ser muy mayor ya la mujer.
Los ancianos se quedaban en casa pues eran noches muy frías y muy tarde la hora de las misas.
Cuesta arriba, camino nevado. Ya sabemos que las iglesias de esta zona suelen estar encaramadas en lo alto de las poblaciones.
En una de las casas, al volver todos los vecinos cantando y con alegría, se conoce que la fiesta no pudo terminar en paz. Al pasar los dueños por la puerta del corral para entrar en casa se encontraron con una de las mulas muerta en el suelo.
Completamente seca y con unos extraños arañazos en el cuello.
Los chicos de la casa fueron a ver si la tronca cagaba algún regalo mientras los mayores se lamentaban de la desgracia.
El hecho desde luego fue una desgracia pero todo pasó y todo se olvidó hasta bien llegado el año siguiente y la siguiente Nochebuena.
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Tronca, tradicional tanto en Aragón como con nuestros vecinos catalanes |
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Manuscrito medieval Gruuthuse, donde nos explica el poder de las bruxas durante esta noche |
El suceso volvió a repetirse en esta ocasión, con la muerte de uno de los mejores caballos de la casa. Y también con aquellos extraños arañazos marcados.Había invitados a cenar esa noche en la casa.
¡ Hasta el cura, estaba !
El mosen aseguró que aquello había sido cosa de bruxas sin duda y la familia quedó aterrorizada.
Al año siguiente, el hermano mayor decidió no ir a la misa del gallo y esconderse en la cuadra.
No tardó en averiguar el misterio.
Aún no era la medianoche cuando el mozo se quedó dormido con el garrote en la mano y se despertó algo sobresaltado.
Los animales estaban asustados pero el que se llevó el susto fue el mozo ante lo que vió.
Un enorme gato negro subido a lomos de una mula le bufó espeluznantemete. Parecía una bestia surgida del averno, gorda y desagradable con ojos royos como carbones encendidos.
El mozo agarró su garrote y lo lanzó con todas sus fuerzas como si de una lanza se tratase al gato y logró alcanzarle en una pata trasera, posiblemente rompiéndosela.
No obstante el gato gritando saltó por una ventana y desapareció.
El chico ya no pudo conciliar el sueño. Aterrorizado guardó vela toda la noche, hasta que ya de madrugada cayó rendido.
A las 10 de la mañana, como de costumbre subió a la alcoba de la abuela para llevarle el dasayuno y ¿ sabéis qué se encontró ?
Se encontró a la vieja quejándose, dolorida. Con una pierna rota y signos inequívocos de haber recibido un fuerte garrotazo.
El que sea entendedor... que entienda.
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¡ Feliz Navidad, amigos ! |