Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

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martes, 25 de febrero de 2020

El Aragón mágico en Aragón TV... VI

En la nueva aventura de los escritores Carolina Millán y Joan Rosell descubrimos a las brujas de la comarca del Alto Gállego. El bruxón Pedro de Arruebo, la población de Acumuer, las espiritadas de Yebra de Basa, el cráneo de Santa Orosia... y más.

domingo, 12 de agosto de 2018

San Frontonio y la cabeza que subió el rio

Uno de los mártires aragoneses más desconocidos y con una de las leyendas más interesantes 
es San Frontonio.

San Frontonio en la puerta de Santa María en Épila

Si años atrás, San Lamberto tras ser decapitado, tomó su cabeza del suelo y salió andando con ella bajo el brazo, San Frontonio, San Félix y Santa Régula no quisieron ser menos y milagros relacionados con sus cabezas también realizaron. 
Estos dos últimos recién decapitados, tomaron sus cabezas y fueron a lavarlas a una balsa cerca de la denominda "Fuente de los tres caños", para morir a los pocos segundos de haberla lavado.

Homenaje a los Santos en la Fuente de los tres chorros

La cabeza de San Frontonio en cambio al ser decapitada y su lanzada al rio, remontó los cursos tanto del Ebro como el del Jalón y llegando a Épila, allí fue recogida por el sacerdote y guardada en 
una urna de plata.

Fernando Mora, enólogo de la localidad, ha dedicado uno de sus vinos al Santo decapitado


domingo, 21 de enero de 2018

San Lamberto el agricultor



San Lamberto es el patrón de todos los agricultores.
Lamberto vivió a caballo entre los siglos III y IV.
Era Lamberto un siervo de un amo infiel, de otra fe que no era la cristiana y aunque muy honrado y trabajador, su amo le obligó a renegar de su fe cristiana.
Lamberto le dijo al amó que trabajaría lo que hiciese falta y que todo lo que estuviese en su mano e hacer por él, así lo haría pero nunca jamás iba a renegar de su Dios.
El amo quiso dar ejemplo de cómo había que tratar una insubordinación y un atrevimiento como aquel y ordenó a sus soldados decapitar al Lamberto.

Talla de San Lamberto de Zaragoza

Lamberto decapitado como estaba, tomó su cabeza y con ella bajo el brazo, fue andando hasta la misma “Tumba de los Mártires de Zaragoza” donde estaba ya Santa Engracia entre otros y cayendo sobre ella, allí quedó para siempre.
Cuando en el año 1522 el Papa Adriano VI visitó la ciudad de Zaragoza, ante él, brotó sangre fresca de la mandíbula de San Lamberto.
El propio Papa la recogió en un pañuelo que a día de hoy se conserva en la Basílica de Santa Engracia.

 
Reliquias de la Basílica de Santa Engracia

domingo, 30 de julio de 2017

El milagro de la eucaristía en Aguaviva



El caso corresponde a la Víspera de San Juan, noche mágica donde las haya, en el año 1475.
La iglesia parroquial de Aguaviva en Teruel, se halla bajo la advocación y protección de San Lorenzo y Santa Bárbara.
El párroco era Mosén Bartolomé Sanz.
Mosén Bartolomé, había consagrado una hostia muy grande y así de esta guisa, pensaba exhibirla al día siguiente durante la procesión del Corpus.
La recogió junto con tres hostias más pequeñas en una urnilla de plata, uno de los tesoros de la parroquia.

Iglesia parroquial de San Lorenzo

El Mosén se marchó  a casa y la iglesia quedó sola.
Pudo ser probablemente un accidente con algún cirio mal apagado pero el caso es que sobre las 10 de la noche, se declaró en la iglesia un incendio de tal magnitud que ni entre todo el pueblo pudieron sofocarlo y tan solo podían mirar cómo su iglesia se hacía cenizas y escombros.
Al día siguiente, cuando ya se pudo entrar, Mosén Bartolomé dedicó todo el día a buscar la cajita con las hostias, era lo único que le importaba y tres días estuvo el pobre hombre buscando sin éxito alguno.
A la mañana del tercer día, Mosén Bartolomé recibió la visita del vicario de La Ginebrosa, el cual había acudido con intención de consolarle.
Mosén Bartolomé estaba completamente agotado y se marchó a casa para atender a su invitado.
Pero dejó al monaguillo en las puertas de la ruinosa iglesia.
El cura no quería que nadie pudiese entrar dentro y llevarse las hostias y dejó al monaguillo encargado de no permitir la entrada a nadie bajo ningún concepto hasta que él  llegase por la mañana.
El monaguillo quedó al cuidado de la puerta y al poco de anochecer, llegaron antes él tres hombres.
El chico intentó impedirles la entrada pero le asustaron tanto y le parecieron realmente tan venerables que fue incapaz de frenarles el paso.
Los hombres no le hicieron caso y se echaron a reir, penetrando en el reciento. El monaguillo les siguió hasta el altar mayor.
En el momento en el que llegaban allí los tres hombres se tornaron tan blancos y resplandecientes que el monaguillo se asustó y salió corriendo a avisar al cura.
El cura de Aguaviva y el de La Ginebrosa, acudieron de inmediato y se encontraron con que los tres hombres ya no estaban. Habían desaparecido.
En cambio lo que sí que encontraron fue la gran hostia que Mosén Bartolomé había consagrado tres días antes.
La hostia con un borde plegado y, dentro del pliegue, las tres pequeñas hostias llenas de sangre.
El milagro se había producido.
Se piensa como afirmación popular,  que los tres hombres que penetraron aquella noche en la iglesia eran San Pablo, San Pedro y San Lorenzo.

Ostias sangrantes

domingo, 19 de marzo de 2017

El águila de San Julián



La leyenda sitúa este hecho en la ermita de San Julián, en Lierta.
Se sabe que hace muchos años, en el Santuario de San Julián, vivía un ermitaño muy devoto del santo.
Las gentes del lugar, estaban muy contentas con el hombrecillo pues gracias a las limosnas que recibía, se ocupaba de cuidar y limpiar el santuario y la verdad es que estaba en muy buen estado.
El eremita, vivía en la tranquilidad de la cueva situada al lado del santuario y disponía además de un pequeño rebaño de animales de los que se abastecía e incluso podía invitar a comer a algún pobre mendigo cuando por allí pasaba alguno.
El hombre, además de un pequeño huerto, cuidaba de sus animales y de la ermita.
Las bestias eran una docena de gallinas, un par de cabras, alguna oca y dos o tres corderos, vamos, que tenía lo suficiente para vivir, la verdad.

Santuario de San Julián

Una mañana se percató de que le faltaba una gallina. Se puso a buscarla por los alrededores pues bien es sabido por todos los que hayáis tenido gallinas alguna vez, que estas aves pueden dar pequeños saltos-vuelos y salirse del corral.
No encontró la gallina por ninguna parte, se había esfumado.
El caso es que la zorra tampoco podía haber entrado al corral pues estos animales temen a los perros y el valiente perro pastro del ermitaña estaba allí tumbado tan tranquilo. Durmiendo.
Al día siguiente el eremita contó sus gallinas y… sorpresa. Le volvía  faltar otra gallina.
Había que descubrir al ladrón. Se pasó la mañana siguiente y la noche en vilo, escondido y cuando comenzaba a salir el sol, vio cómo una gran águila descendía del cielo a toda velocidad y se introducía dentro del gallinero.
Ya tenía al ladrón. El águila se elevó con su presa y el eremita le lanzo varias pedradas y le gritó y la maldijo:
“¡ Maldita seas por siempre, ojala que San Julián te convierta en piedra !”
El águila en ese momento, con la presa bajo sus garras entró volando en la cueva y el viejo pensó que ya estaba atrapada y entró con un palo a hacerle frente y a terminar con el problema de una vez por todas.
Entró a la cueva pero no pudo encontrar al águila. Era imposible que hubiese escapado sin embargo no estaba allí.
Salió y miró hacia el cielo por si la veía volando por las alturas y la encontró.
Pero no volando.
En lo alto del promontorio, encima de la ermita, allí estaba el águila con su presa en las garras, las dos convertidas en piedra. 
Y hasta el día de hoy, pueden verse. 
Y allí se han de quedar hasta el fin de los tiempos. 

Águila de piedra. Mito o realidad...?

domingo, 26 de febrero de 2017

La misteriosa cueva de San Elías, en Valcarca



El enmarañado complejo de cuevas de Valcarca, en el término de Binaced, ha sido un lugar mágico por excelencia.
Se han encontrado restos neolíticos en las mismas, fijaos si viene ya de lejos el conocimiento sobre estos misteriosos pasajes.
Estuvieron de nuevo deshabitadas durante siglos y en la edad media, volvieron a ser resididas.
En esta ocasión casi siempre por anacoretas.

Cueva de San Elías

La leyenda nos cuenta que la hija del jurado mayor de la población, subía todas las mañanas a buscar agua a la denominada Fuente Santa, famosa por sus aguas limpias y medicinales.
Una de esas mañanas, de dentro de la cueva cercana a la fuente, salió un anciano con larga barba.
La muchacha convencida de que se trataba del ermitaño, no se asustó y se quedó un rato hablando con el viejo.
La mañana era muy fresca y el anciano muy agradable.
La sorpresa de la muchacha fue mayúscula cuando el abuelo le dijo que era el mismísimo profeta Elías.
Le dijo que bajará al pueblo y comunicara al párroco y las autoridades que en aquel lugar había que edificar una ermita pues Nuestro señor así lo deseaba.
La muchacha bajó con el agua y propagó la noticia a los cuatro vientos mas lo único que consiguió fue que se rieran de ella.
Nadie en la población le hizo caso. Ni siquiera el cura y la chica muy triste, a la mañana siguiente, subió para encontrarse con el profeta y contarle lo sucedido.
Elías, allí estaba y además ya conocía lo que le había pasado a la muchacha.
La consoló y le dijo:
No te preocupes muchacha. Mañana por la tarde, cuando se haya puesto el sol, encárgate de que algún mayor del pueblo te acompañe. Dile que venga a mi cueva y yo, les daré una muestra de quién soy y de lo que tienen que hacer”.

A la noche siguiente la muchacha había conseguido despertar la curiosidad del alcalde, de su padre y de varias de las personas más importantes del pueblo y subieron todos a la fuente como si de una siniestra romería se tratase.
Al llegar a la entrada de la cueva, la muchacha llamó al profeta para que saliese pero ningún sonido provenía de dentro de la gruta.
Los hombres del pueblo, enfadados, entraron en la caverna dispuestos a darle una buena lección al bromista y… menuda sorpresa con lo que se encontraron.
No había rastro del ermitaño pero en su lugar lo que sí que había era una preciosa estatua de San Elías.

Estatua de San Elías

Subieron la estatua a lo más alto de la sierra como el profeta le había dicho a la muchacha y allí edificaron la ermita, que aún sigue en pie.
San Elías es el patrono del pueblo y de la Fuente Santa, sigue manando un agua medicinal, casi mágica.

Pues que sois tan generoso
grande Elías y señor,
todo el pueblo por tu amor
alcanza dulce reposo

Ermita de San Elías sobre el complejo de cuevas de Valcarca