Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

Esconjuramiento aragonés. Popular

domingo, 23 de abril de 2017

Más y más tesoros de los moros



Estos moros, como podemos ver no pararon de esconder tesoros en nuestro territorio y aunque mucho se hayan buscado pocos son los que se han encontrado. Eso sí, ojo con estas leyendas pues… alguna pieza de oro sí que ha ido apareciendo poco a poco, ¿ Eh ?
Hay unos seres misteriosos relacionados con dólmenes y cuevas, con arroyos de agua cristalina y con montañas y fuentes.
Son los moros.
Seres poderosos no necesariamente relacionados con los musulmanes, nuestros moros son otra cosa vigorosos gigantes en algunos casos, poderoso magos en otros…
Espíritus protectores de estos tesoros en aquí o allá.
Seres muy antiguos, gente con mucha fuerza, misterio y poder. En ocasiones incluso vinculados a duendes y sierpes.

Los poderosos moros de nuestra mitología

Seres guardianes de tesoros subterráneos y protagonistas de leyendas sin duda mucho más antiguas que la llegada de los musulmanes a nuestro territorio.
La toponimia de estos lugares llenos de tesoros, ya nos da alguna pista sobre dónde o cómo buscar el tesoro.
La Cañarda en Castellote, “El caño del moro” en Gallur, Cuevas de Cañart, en Monreal del campo tenemos “El caño del gato”. Es en todos estos lugares donde tenemos el recuerdo legendario de los tesoros enterrados por los moros en los “caños”, en los insondables canales subterráneos que horadan Aragón no se sabe hasta dónde.

"El caño del gato" en Monreal del Campo

Es por ejemplo en Cuevas de Cañart donde se conjunta una de estas leyendas medievales con otras antiquísimas sobre estos moros poderosos.
La reina mora de la localidad, al enterarse de que su marido acababa de morir en la batalla, agarró a su hijo y a sus damas de confianza llenó un carromato con todo el oro y las joyas que pudo recoger en breve espacio de tiempo y arrancó en precipitada huida con intención de poner su tesoro y su familia a salvo.
Durante la precipitada huida, caballo, pasajeros y carromato se despeñaron barranco abajo.
La caída fue mortal para todos, pues jamás se volvió a saber nada de aquellas personas ni tampoco de aquel fabuloso tesoro, que aún hoy se busca.
Muchos años después, recién entrado el siglo veinte, un pastor encontró algo en aquella zona.
Le llamó la atención.
Se percató de que era un objeto de oro medio enterrado y comenzó a cavar ayudándose de su navaja.
La tierra estaba muy reseca y no pudo hacer gran cosa entonces es cuando dejando su gayata de pastor allí clavada y con la alforja engarzada en ella para que le marcara el lugar del tesoro, partió corriendo hacia el pueblo para buscar ayuda.
Volvió con más de la mitad de los habitantes de la localidad, seguros todos de que por fin, tantos siglos después, habían encontrado el tesoro de la reina mora, pero cuando llegaron al lugar… no estaba la pieza de oro, no estaba la gayata, no había nada absolutamente y desde luego, sobre decir que… fueron del todo incapaces de volver a encontrar el tesoro.
Los duendes y los gnomos que habitan bajo tierra son traviesos, amigos míos.
Son traviesos y sobre todo buenos protectores de estos tesoros enterrados de los cuales se saben sus protectores o incluso propietarios en algunos casos.

Cuevas de Cañart, los vecinos aún tienen esperanzas de dar algún día con el tesoro

Tenemos también la leyenda de la mora del Valle de Echo.
La ama y señora de todos los tesoros enterrados en la zona y en especial de los tesoros de Guarrinza.
El valle de Guarrinza, mágico donde los haya se encuentra completamente horadado por misteriosos túneles repletos de tesoros de oro y de joyas.

Valle de Guarrinza

Un valle lleno de magia y misterio, de corrientes telúricas incluso y ya habitado desde hace miles de años por nuestros antepasados aragoneses.
Dólmenes, círculos de piedras, fuentes y  misteriosas grutas artificiales algunas podemos encontrar en este recorrido por esta selva aragonesa.
Se cree que los tesoros del valle son realmente incalculables tanto en cantidad y número de ellos como en el valor de los mismos. Se cree que los tesoros son de oro, de monedas, de joyas, de coronas de antiguos reyes legendarios, collares y anillos… una maravilla.


Círculo de piedras en Guarrinza. "La corona de los muertos"
En la localidad de Chía por ejemplo, cerca de Castejón de Sos, vivía un pastor que se llamaba Galino Galinás.
Galino era conocedor de la existencia de una copa de oro, de un cáliz magnífico custodiado por los moros en el cercano pueblo de Castejón, en las cuevas.
Se adentró en la citada cueva y pudo ver cómo los moros, atesoraban una cantidad impresionante de riquezas, era tal la cantidad de tesoros que en la cueva se encontró Galino, que no pudo ni tan siquiera describirla años después aunque lo intentara. Entre todas esas piezas sobresalía el maravilloso cáliz y tomándolo e n su mano, echó a correr tan rápido como pudo y tan solo pensando en poder llegar a su casa y escapar así de su miserable vida de pastor que tantos sufrimientos le estaba dando.
Los moros, los gigantes le estaban pisando los talones pues tan pronto como se percataron de que faltaba el cáliz salieron en busca del ladrón con intención de atraparlo y matarlo.
Galino corrió tanto como sus fuerzas le permitieron y llegó a atravesar el rio Ësera.
Lo cruzó y ya sin fuerzas, en la otra orilla se tendió en el suelo, pensándose a salvo de los gigantes.
En la mitología, cruzar un rio, nos permite escapar de los seres fantásticos, pues ellos no pueden hacerlo a menos que sea por un puente.

Existieron estos gigantes...?

Allí tendido, Galinás rezó una oración de agradecimiento a la Virgen la cual, haciendo crecer el caudal del rio hasta doblar su tamaño, impidió a los gigantes llegar hasta Galino.
Los perseguidores quedaron atrapados en la otra orilla y no pudieron alcanzarlo pero ay… los moros eran muy poderosos y al no poder pillar al ladrón lo que sí que le hicieron desde el otro lado fue lanzarle una poderosa maldición.
Le lanzaron un poderoso conjuro con estas mismas palabras:
Galino Galinás…
…mala fin farás
Y dicho esto, como habían llegado, se retiraron a su cueva.
Con sus formidables tesoros.
La historia no nos deja el final de Galinás. Nunca se supo si la maldición de los gigantes, si la maldición de aquellos moros se cumplió pero… os digo yo que, las maldiciones de los moros son harto poderosas…

Siempre codiciados, los tesoros de los moros


domingo, 16 de abril de 2017

El bruxon de Puyarruego



Cuenta la leyenda que habitaba en Puyarruego un hombre con fama de bruxon.
Era viudo y vivía solo con su hija.
La moza por supuesto, había escuchado en el pueblo la fama que tenía su padre pero como no podía ser de otro modo, hacía oídos sordos al tema.
¿ Cómo iba su amado y bondadoso padre a ser un bruxon ?
Sin lugar a dudas que estos comentarios, sustentados tan solo por la envidia de unos cuantos, acabarían por desmoronarse tan fácilmente como habían llegado.
Los vecinos siempre habían sospechado que el hombre andaba con tratos con el demonio y de hecho, de buena fe, se lo dijeron incluso a la hija pero claro… ella era completamente incapaz de creerlo e incluso de enfadó con varios de los vecinos.

Población de Puyarruego

En una cosa sí que se había fijado la muchacha.
El padre, cuando volvía del campo a casa, ya con el sol en el horizonte y apunto de anochecer, subía al altillo de la vivienda.
Allí, en total soledad, podía pasar incluso horas y por supuesto dando la orden de que nadie jamás le molestase cuando se encontraba arriba.
La muchacha, con este pensamiento en la cabeza… se dormía noche tras otra y, aunque segura estaba completamente de que su padre no era ningún bruxon ni nada parecido, una noche decidió echar un pequeño vistazo a la falsa.
Subió despacio sin hacer nada de ruido y pensó que, por satisfacer un poquito su curiosidad, no podía para nada. Probablemente, su padre estaría dormido o meditabundo en sus cosas.
Abrió la puerta lentamente con la escusa de ir a avisarle para que bajara a echar un bocado pero… ay madre del amor hermoso… ay madre mía…
Qué disgusto.
Qué terrible impresión se llevó la moza cuando observó atónita como, iluminados por una extraña luz verdosa antinatural, allí arriba, formando un corro como sentados en el suelo de madera, había reunidos seis enormes machos cabríos.
Seis enormes bucos negros, con grandes y retorcidas cornamentas hacia el techo, todos ellos con los ojos rojos, encendidos como ascuas.
Y en uno de ellos, probablemente el de mirada más maléfica, la muchacha pudo adivinar el rostro de su padre.
La pobre muchacha intentó huir. Completamente exasperada y llena de desesperación.
 La chica enloqueció para siempre.

Terrible buco, presidiendo el akelarre

domingo, 9 de abril de 2017

Las bruxas de Villalba Baja



En la localidad de Villalba Baja, cerca de Teruel, se cuenta una terrible leyenda sobre los bataneros de la localidad y unos lobos… y algo más.
El batanero un día, encontró en el bosque unos cachorros de lobo. Eran unos preciosos lobeznos grises.
Y tan majicos como eran… se los llevó a su casa.
Los alimentó bien y los tapó con una mantita. Hecho esto, se echaron todos a dormir pero ay… a mitad de noche el batanero y su familia se despertaron espantados.
Unos extraños ruidos provenían de la puerta. Sin lugar a dudas alguien estaba intentando entrar a la casa.
Muy discretamente y sin hacer ruido alguno, se asomó por la ventana del primer piso, que daba justo encima de la puerta de la casa y vio dos enormes lobos negros en la misma puerta de la casa.
Intentando entrar.
Los ojos de los lobos estaban encendidos como carbones. Como dos ascuas rojas recién sacadas del fuego del hogar.

Las historias de lobos y bruxas, siempre relacionadas

Los terribles lobos estaban intentando excavar un agujero en la tierra para entrar en la casa por debajo de la puerta y recuperar a sus hijos y quién sabe si vengarse del batanero por tal afrenta.
El batanero inmediatamente puso aceite a hervir en el hogar y cuando estaba bien caliente y humeante, lo arrojó por la ventana a los dos lobos que huyeron aullando y chillando terriblemente.
A la noche siguiente, los dos lobos regresaron a la casa del batanero pero los vecinos, avisados como estaban, estaban preparados con las escopetas y comenzaron a dispararles.
Les dieron por muertos pues no se supo nada más de ellos y la vida continuó con normalidad.
El batanero iba enseñando a los dos cachorros por los pueblos. Los cachorros eran dóciles y muy inteligentes y las gentes le daban dinero al hombre por mostrar aquellas crías de lobo y dejar a los lugareños jugar y enredar con ellas.
Lo que ocurrió tristemente, al igual que ocurre a hora con algunas desgraciadas mascotas, es que los animales crecieron y el batanero al ver que ya para nada le servían, los mató.
Varios años pasaron sin que las gentes se acordasen ya de aquellos lobos para nada y en unas fiestas del pueblo, en medio del baile de disfraces, en pleno carnaval aparecieron dos forasteras.
Las visitantes iban disfrazadas de bruxas.

Villalba Baja

Se comió y se bebió de lo lindo, se bailó y se disfrutó a raudales y al día siguiente, al llegar el sol, encontraron incendiado y completamente arrasado el granero de la casa del batanero.
Nunca jamás nadie supo qué había ocurrido y cómo aquel terrible incendio que tantas pérdidas ocasionó a la familia del batanero había llegado a producirse.
Un año pasó. Y con él, llegó un nuevo carnaval.
Las dos visitantes, las dos mujeres disfrazadas de bruxas regresaron al pueblo para bailar en las gran fiesta.
Cuando llegó el día, uno de los hijos del batanero apareció muerto en la misma puerta de su casa.
La gente estaba aterrorizada. El muchacho parecía muerto como por una terrible maldición.
Completamente demacrado y con la cara deformada.
Pasó otro año.
Llegó otro carnaval, otra fiesta y con él las dos extrañas forasteras una vez más. Con sus disfraces de bruxas.
La gente la verdad es que ya empezaba a sospechar de aquellas dos mujeres y estaban convencidos de que aquellas dos no estaban disfrazadas de bruxas sino que eran bruxas de verdad.
 En mitad del baile, cuando las dos visitantes menos se lo esperaban, las gentes del pueblo les arrojaron encima un caldero lleno de cal hirviendo.
Y ante los estupefactos ojos de todos los habitantes del local, allí mismo en el suelo, donde hacía unos segundos había habido dos bruxas, tan solo quedaban los restos harapientos de unos ropajes. Negros, raídos y andrajosos.
A la mañana siguiente, nada más salir el sol, en lo alto del collado de Villalba Baja, donde años atrás el batanero había encontrado a los dos cachorros, los vecinos encontraron dos tremendos lobos negros muertos.
Completamente desgarrados con quemaduras de cal.

"Camino del Batán" en Villalba. Lugar donde ocurren los hechos narrados

domingo, 2 de abril de 2017

La nieve en los Pirineos



Antaño, cuando no había explicaciones científicas para estos cotidianos a los que hoy ya estamos acostumbrados, para estas maravillas con las que nuestros ojos ya no se sorprenden aunque sean realmente algo mágico, como un amanecer, la nieve, una luna llena…antaño se recurría a las leyendas.
La explicación más plausible era la de dioses y diosas, la de de brujas y poderosos debinaires.
Las tormentas eran ocasionadas y conducidas sin duda por las bruxas y los bruxones.
En numerosas ocasiones se vio a las bruxas aragonesas cabalgando sobre las tormentas para conducirlas aquí o allá y hacer el mal destrozando cosechas y tejados o incluso alcanzando a algún labrador en el campo con algún maléfico rayo.

Bruxa conjurando una tormenta
Y los más antiguos habitantes de la zona, lo que creían, era que los dioses eran los que estaban haciendo bramar el cielo.
Los que lo encendían con relámpagos y centellas.
Dioses que, en sus fraguas, situadas en los más altos montes, repicaban y repicaban sin parar sus martillos haciendo pasar miedo al hombre. Al débil hombre que por igual, adoraba y temía a estas deidades.
Dioses como Turbón, dioses como Balaitús. Gigantes que asustaban o protegían al hombre, como les viniera en gana.
Son esos mismos dioses mitológicos aragoneses los que dan nombre a la mayoría de los picos de los Pirineos.
Unos imponentes espíritus de las montañas, capaces de dominar y controlar los cuatro elementos y la magia.
Es a una de estas diosas a la que le debemos agradecer la aparición de la nieve sobre los montes Pirineos.
La diosa Culibillas. Una montaña-diosa de más de dos mil quinientos metros de altitud a la que podemos acceder por ejemplo desde el Col de Ladrones.
Culibillas era hija de Arafita y de Anayet.


Culibillas

Eran una familia de dioses muy pobres pero eso sí, eran muy trabajadores y honrados.
El tesoro más valiosos que poseían era su hija Culibillas.
La diosa-montaña más preciosa de todas cuantas haya habido.
Culibillas era una preciosa montaña blanca llena de blancos glaciares siempre helados, de blancos corderos agrupados en pequeños rebaños dispersos por las laderas de la montaña y sobre todo de las preciosas y trabajadoras hormigas blancas que tanto en verano como en invierno, blanqueaban la montaña con su presencia.
El dios Balaitús se enamoró de Culibillas.
Balaitús era un dios muy poderoso. Fuerte y de gran carácter, nadie osaba jamás a contradecir a Balaitús.
Todos obedecían sus deseos por miedo a la ira del dios.
Él forjaba los rayos de las tormentas que eran capaces de destruir todo cuanto se hallara a su paso.
Culibillas rechazó al cruel dios, como no podía ser de otro modo. Pero claro, éste, al ser rechazado por vez primera en su vida, al haber sido contrariado y no estar acostumbrado a ello, irrumpió ante Culibillas presto y dispuesto a llevarla consigo sí o sí.
Culibillas atemorizada pidió ayuda a sus hormigas y rugió con fuerza.
 “¡ A mí, mis hormigas ! ¡ A mí !”
Y éstas, sin pensarlo dos veces, acudieron raudas a la llamada de la señora cubriéndola por completo y llenándola con su espeso manto blanco.
Balaitús escapó horrorizado y no molestó nunca más a la diosa. El terrible dios se enfadó y arremetió enérgicamente contra las hormigas decidido a aplastarlas a todas, pero era misión imposible.
Las hormigas blancas que protegían a Culibillas se contaban por miles de millones. Ni tan siquiera el poderoso Balaitús podía nada contra todas ellas.
Todas las hormigas que murieron aquel día, cubrieron las montañas del Pirineo con un impresionante manto blanco.
Es así como apareció la nieve sobre los Pirineos.
Culibillas, salvada por las formigas blancas, en agradecimiento, dicen que se clavó un puñal en el corazón para que todas las hormigas pudiesen entrar dentro y vivir allí, en su interior. En lo más profundo de su corazón. Ese agujero, esa herida sin cerrar, es el “Forau de Peña Foratata”. Se dice que desde lo más alto de la Peña Forata, aplicando delicadamente el oído a la fría roca, se pueden escuchar los latidos del generoso corazón de la diosa.

La imponente Peña Foratata
Balaitús sigue enfadado a día de hoy.
Sí, y haciendo honor a su etimología ( hay quien dice que el significado de Balaitús es “reunión de tridentes del diablo” ), aún de vez encuando descarga todo su poder en forma de terribles tormentas y vientos huracanados que bajan dese lo más alto de sus más de tres mil metros.

Balaitús, dios de la montaña