Un importante tesoro se custodió hace años en la localidad
de Torrente de Cinca.
Para ser exactos en la ermita de San Salvador.
El Santo Vaso. Del Santo Vaso, se dice que manaba un óleo,
que era capaz de curar todas las enfermedades.
Absolutamente todas.
Ungían con él a enfermos llegados de todos los rincones de
la península y todos quedaban curados de sus dolencias.
Por la noche se dejaba el Santo Vaso en su sitio, dentro del
sagrario y al abrir las puertas por la mañana el Vaso se había llenado él solo
de nuevo.
El Santo Vaso |
Ya había habido en Aragón Santos Óleos con unas propiedades
curativas más allá de toda comprensión, como por ejemplo el Santo Aceite de Estadilla
o el milagroso aceite que aun a día de hoy,
mana de entre las rocas de la gruta de la ermita de la Virgen de Jaraba, pero
sin duda alguna el más poderoso de todos era el de Torrente de Cinca.
Tras las milagrosas curaciones de este Aceite, el padre
Alonso de Astudilla, ordenó levantar un convento trinitario y en él una capilla
dedicada totalmente para el Santo Vaso.
La datación está más que contrastada. Era el día 7 de Abril
de 1550.
Miles de peregrinos que seguían la antigua ruta jacobea del
camino romano, pasaron por allí y curaron sus enfermedades.
Los milagros del aceite que manaba del Santo Vaso y el Cristo
Salvador, no hacían ningún tipo de distinción con el orden social de las
personas pues se sabe que además de haber sanado a miles de pobres y peregrinos
que por allí pasaron, el propio Felipe II fue en secreto al convento y se curó
de una terrible enfermedad que no tenía cura.
(Se cree que era la sífilis. Pero eso ya… es otra historia)
Ermita de San Salvador, en Torrente de Cinca |
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