Ya conocemos la famosa historia de los amantes de Teruel pero ahora vamos
con “la otra”.
Esta leyenda refiere a Doña Aldonza de Entenza y a Don Berenguer de Azlor.
La pareja se profesó amor eterno en Montalbán, provincia de Teruel y fueron
muy felices mientras pudieron pero ay…
Los celos, que son el peor enemigo con el que una pareja puede encontrase
comenzaron a hacer mella.
"Los amantes de Montalbán" |
No los celos entre ellos, pues su amor era puro.
Los celos que tenía de ellos Don Jaime de Bolea.
Se encargó personalmente de desarreglar aquel amor.
Con su poder, no le fue complicado presentar un documento falsificado que
demostraba que Aldonza y Berenguer eran hermanos.
Berenguer cayó en la trampa y entristecido y ofuscado como estaba, abandonó
a su amada e ingresó en la orden de Santiago.
Caballero de la orden militar de Santiago |
Restos del castillo de la orden en Montalbán |
Poco después fue nombrado Comendador de Montalbán pues la valía del
muchacho era realmente notable.
Aldonza no tardó en descubrir que todo era un engaño de Don Jaime y por
supuesto y como suele ocurrir en estos casos… enfermó de amor.
Trató de encontrar a su amado pero era ya demasiado tarde.
Cuando llegó al castillo de la orden, se enteró de que su amado había
muerto hacía meses.
Incapaz de aguantar tanto dolor y frustración, la pobre Aldonza,
sintiéndose morir corrió a abrazar la estatua de su amado que orgullosa se erigía
se sobre la tumba del desdichado Berenguer.
Aldonza murió a las pocas horas.
Abrazada a la escultura de su amado.
Al enterarse todo el mundo, los amantes fueron enterrados juntos.
En su tumba se esculpió un precioso epitafio que decía:
Justo es que reposen juntos en la muerte
Los que tanto se amaron en vida.
Aldonza llora la pérdida de su amado |
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