Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

Esconjuramiento aragonés. Popular
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domingo, 16 de octubre de 2016

La casa espiritada de Angüés



Hace siglos, en el núcleo de Bespén en Huesca había un hombre que tenía en posesión un ejemplar del Libret.
Se dirigía el hombre a Huesca a una feria de ganado para comprar una caballería que necesitaba.
Había estado el hombre trabajando duro todo el año para poder ahorrar pues necesitaba esa caballería.
Nada más salir de su casa, unas voces se le metieron en la cabeza como por arte de magia.
Las voces le decían que no comprara aquella caballería en la feria.
Las voces siguieron insistiendo durante todo el camino pero el hombre, haciendo caso omiso de las misma y tras inspeccionar minuciosamente la mula, la compró y volvió para casa.
El individuo estaba contento, pues aquella mula iba a adelantarle mucho trabajo en el campo y podría sacar unas buenas perras este año. Quién sabe, a lo mejor al año siguiente podría incluso tener dos animales.

Ejemplar antiguo de "El Libret"

Ensimismado en sus cosas no se dio cuenta que la mula, de repente, y nada más haber salido de Huesca, a un kilómetro, comenzó a sangrar por la nariz y a los pocos metros cayó muerta.
Fulminada.
´No terminaron los problemas del pobre labrador `pues como si hubiese provocado algún tipo de enfado al no haber hecho caso de las voces, todas las noches se le presentaban un surtido de voces extrañas, fieras. Amenzándole, impidiéndole el sueño, asustándole.
Gritos en las habitaciones vacías de al lado. Extraños ruidos y pasos en la falsa del tejado, tremendos golpes desde el interior de los armarios… Todos los medios a su disposición, fueron utilizados por aquel hombre para deshacerse de estos espíritus, de estos duendes malignos. Rezó, roció las habitaciones con agua bendita, el párroco de Angüés exorcizó la casa mas nada se pudo hacer contra estos fenómenos. Muy al contrario, la fenomenología aumentaba día a día, como provocada por estos actos casi litúrgicos. La vida del hombre comenzaba a ser desgraciada e insoportable.

Las noches del pobre labrador nunca fueron las mismas

El hombre trató por todos los medios deshacerse de “El libro de San Cipriano” trató de que se lo quedaran en otras casas, trató incluso de dejarlo en casas de otros vecinos sin que ellos se dieran cuenta, hasta en la misma iglesia llegó a esconderlo pero el Libret siempre acababa regresando a la suya. Siempre acababa apareciendo en la mesillita de la alcoba. Siempre al lado de su cama, como invitándole a leer. A profundizar en sus foscos secretos.
El hombre a los pocos meses no pudo aguantar más y aterrorizado una noche, abandonó la casa con todos los enseres. Abandonó sus tierras, abandonó todo y se marchó para nunca jamás regresar.

Población de Angüés


domingo, 9 de octubre de 2016

El bruxon de Torrecilla de Alcañiz



En una ocasión, en la localidad de Torrecilla de Alcañiz un pastor pasaba en dirección a Castelserás y se encontró con que en un momento determinado, en una de las calles todas las ovejas y las cabras se detuvieron. Hasta el perro se quedó quieto. El pastor no sabía qué hacer para que los animales prosiguieran su camino, ni con gritos ni con algún varazo que otro pudo conseguir que el rebaño reanudara su marcha. La casualidad posiblemente hizo que el pastor, levantando la cabeza viese a un hombre, tras una ventana haciendo lo que casi nadie hacía por aquel entonces, haciendo algo realmente muy muy extraño en aquellos tiempos, el hombre estaba… leyendo un libro.
Un insólito y pequeño libro de tapas verdes.

Las bruxas y bruxones han guardado sus secreto en poderosos grimorios desde hace siglos

El pastor comprendió al instante que aquel hombre estaba leyendo el Libret, el libro de las brujas y comenzó a maldecir, a increpar al extraño lector. A amenazarle.
El hombre, sonriendo malignamente, cerró el libró y echó las cortinas y acto seguido, el rebaño echó a andar otra vez como liberado de una maldición. Como si despertaran tras un profundo sueño.
En aquella misma calle, enfrente de la misma casa, le contaron días después al pastor, que hacía unos años, había aparecido un vendedor ambulante con un carromato lleno de artesanía y desplegando todos sus cacharros comenzó a vender la vajilla a los transeúntes. 

Torrecilla de Alcañiz
No tardó el carromato con la artesanía de estar rodeado de compradores pero en un determinado momento, una extraña ave negruzca, como del tamaño de una gallina salió volando del tejado de aquella casa y fue a posarse en un extremo del aparador. El peso del pájaro hacía tambalearse toda la vajilla allí expuesta y el vendedor logró espantarla con un palo. A los pocos segundos el ave apareció de nuevo y fue a posarse al otro extremo del carro haciendo que casi se cayera la vajilla al suelo. Las gentes iban de un lado a otro intentando espantar a la gallina y esta volvía a aparecer en otro extremo del mostrador. Entre empujones e intentos de asustar al ave, la gente ya habían roto la mitad de la artesanía del carro y en ese momento, el vendedor pudo observar en la casa de enfrente a un singular personaje leyendo en un libro.
Todos le increparon y le gritaron con fuerza y cuando el hombre dejó de leer, cuando levantó la vista del libro,
 ¿ sabéis lo que ocurrió ? Sí, lo sospecháis. La extraña ave, desapareció para siempre.

Los poderosos grimorios, algunos de los objetos más codiciados por los inquisidores

domingo, 2 de octubre de 2016

El Libro de San Cipriano


"N'a mía cambra 
tiengo un muerto, 
que me alza 
toz os sicretos"

Adivinanza



Los bruxones y las bruxas aragoneses han sido muy amigos de utilizar antiguos y poderosos grimorios.
En, prácticamente, todas las culturas poderosos compendios mágicos han salvaguardado los secretos más íntimos de los bruxones y en Aragón, tierra mágica, no podía ocurrir de otro modo.
Los grimorios atesoraban una increíble sabiduría oculta y la guardaban tan solo para la bruxa o bruxon que en él escribían o para aquellos que tenían el libro a buen recaudo.
En la sociedad aragonesa de hace unos siglos, una sociedad analfabeta y crédula, los libros eran algo importante, eran algo casi venerable. Pues el caso es que si además de lo que estábamos hablando era de un grimorio, ese libro era además temido.
Ya no era un libro, aquellos humildes tomos en apariencia se convertían en un instrumento, en una herramienta. 
Quien os habla con un ejemplar del "Libro de San Cipriano"

¿ Y para qué servían ? Pues nada más y nada menos que para conocer los poderes ocultos.
Los poderes ocultos de la naturaleza. Los poderes ocultos de la magia. Poderes antiguos, arcanos, peligrosos en muchas ocasiones.
Los poderes del mundo de los muertos en muchas ocasiones o incluso se decía que para conocer los poderes del diablo, del mismísimo diaple.
El más buscado y temido de todos los grimorios en Aragón era “El libro de San Cipriano”
El libro de San Cipriano, si prestamos atención a las crónicas aragonesas, veremos que es, por encima de todos, el más cotizado y utilizado por las bruxas y los bruxones en esta tierra.
El título correcto del libro, bueno los títulos, pues se podían encontrar con varios depende de la edición del mismo, y eran:
 El libro de San Cipriano y Santa Justina. Milagros y oraciones de la Santa y Sagrada Cruz de Caravaca
o
El libro de San Cipriano. Tesoro del hechicero
Se decía que el mago Cipriano de Antioquía, que había sido mago antes de ser santo, había escrito este compendio. Cipriano fue un poderoso mago pagano del cual se sabía que, además de grandes poderes y sabiduría, tenía tratos con los demonios. Con la ayuda de estos demonios intentó pervertir el alma de una joven virgen cristiana, Justina.
Pero la muchacha lograba repeler todos los ataques de los demonios. Absolutamente ningún demonio podía nada contra ella y al final, con la señal de la cruz, Justina logró expulsar a todos los demonios de allí.
Cipriano, desesperado como estaba ante tal frustración, hizo él mismo la señal de la cruz y en ese mismo momento se vio librado de la influencia del diaple llegando incluso a ser obispo.
Durante la persecución de Diocleciano fueron mártires y, finalmente, santos.
Pues bien, volviendo al libro y a sus títulos os revelaremos que, fijaos si llegó a tener importancia entre los hechiceros aragoneses, que en ocasiones para referirse a él las gentes tan sólo lo llamaban “El libro de las bruxas” o “El libret verde”, pues una de las ediciones más populares de aquella época tenía sus tapas de color verde, mientras tanto, las bruxas y bruxones se referían a él tan sencilla y discretamente como “El libret”. Se hablaba de él siempre con la voz más apagada, como si se creyese que simplemente con mencionarlo pudiésemos despertar algún oscuro secreto dormido desde hace siglos.
Se decía del Libret que, su sola posesión, concedía al señor del mismo los poderes necesarios para comenzar inmediatamente a practicar la brujería.
¡ Y no digamos su lectura ! Pues en esta sociedad analfabeta, aquellos poseedores del Libret que supieron leer se convirtieron en algunos de los más poderosos brujos del momento.

Junto con el círculo mágico, protector de demonios en algunos casos

El libret era necesario para convertirse en bruxa, para poder dar el mal, esos maldaus que caían sobre las gentes como gélidas maldiciones capaces de amargarte de por vida, para conjurar impresionantes tormentas que arrasaran aquí y allá donde el bruxon deseara, para encontrar tesoros ocultos, para hacer llover piedras o monedas de oro, depende del momento, para atraer desgracias y males,
En Aragón, cuando las bruxas eran desterradas o azotadas o quemadas (las que menos, realmente), muchas gentes llegaban a enloquecer buscando el libro de San Cipriano en casa de la acusada, era el libro más deseado de todos cuantos se pudiese hallar.
Aunque también conocemos casos de otros que, por poner en práctica algunos de los ritos que el libro describe, llegaron a sufrir grandes desgracias o incluso la posesión diabólica. Y eso que en las primera páginas del Libret ya había un aviso sobre los peligros que entrañaba el utilizarlo sin reunir las condiciones adecuadas, pero ay amigos… el afán de poder de algunos los lleva en ocasiones a cometer locuras, ¿ no os parece ?
Ha habido gentes que no sabían cómo el libro había ido a parar a sus casas, que no sabían cómo lo tenían, pero lo peor de todo es que no se podían deshacer de él.
El libro de San Cipriano tenía sus propios encantamientos, era mágico entre todos los demás.
Tenía encantamientos protectores que hacían imposible la tarea de destruirlo o deshacerse de él si él no quería.
Es por eso que corren por las librerías y bibliotecas de los más poderosos bruxones de la actualidad auténticos incunables de este ejemplar desde el año 300 de nuestra era.
¿ No os parece impresionante ?
Comienza así nuestro libro:

Aquella persona, varón o hembra que quiera dedicar su espíritu a las artes mágicas deberá poseer una verdadera vocación por ello. Es muy importante que no olvide que los espíritus a quienes invoca, leen sus pensamientos.
Si no pone en la invocación todos sus sentidos en lugar de ser atendido su conjuro será castigado por su temeridad por los mismos espíritus a quienes haya molestado o llamado para pactar con ellos.
Deberá a sí mismo tener presente que no podrá realizar las invocaciones en sitios donde haya cruces o símbolos bendecidos.
La persona deberá estar absolutamente sola a no ser que la acompañe persona iniciada en el Arte o que tenga hecho pacto con algún espíritu.

Si los conjuros no pudieran realizarse como nos indica el libret, en la cima de una montaña por donde discurra un rio a sus pies, prepararemos una habitación al respecto y una vez ya dispuesta, tendríamos que formular el siguiente conjuro:

"Ya se halla preparado el lugar para los experimentos; en él no hay nada bendecido ni signos religiosos; mi alma se halla completamente libre de espíritu divino y dispuesta al pacto con los espíritus del Averno, a los cuales voy a invocar con toda mi voluntad, y sin obedecer a mandato o imposición de nadie".

En algunos ejemplares el documento estaba escrito en dos colores. En tinta roja y en tinta negra. Y se dice que ha habido testigos que vieron cómo cuando la bruxa leía en voz alta las palabras del libro, al llegar a los fragmentos que estaban escritos en tinta roja, todo parecía cobrar vida. Era como si los objetos de la estancia se moviesen dicretamente, tal era el poder del Libret.
Se dice que el libro de San Cipriano era resistente al calor y a las llamas.
Que el fuego no podía destruirlo, que  era totalmente incombustible.
Se han dado casos de ejemplares que, al acercarlos tan solo al hogar para intentar prenderles fuego, ellos solos han echado a volar chimenea arriba para volver a aparecer en el estante donde se hallaban a las pocas horas.
O otros casos en los que el libro caía a las llamas y no se quemaba por mucho rato que allí permaneciese, ¡ o incluso llegar a apagar el fuego !
Tampoco el libro se desgajaba con el agua ni se humedecía. Podías arrojarlo al fondo de un pozo, echarlo al rio, intentar arrancarle las páginas… todo daba igual. Al final el Libret volvía a aparecer en sus estante a los pocos días.
Se dijo que la sola entrada de este volumen en una vivienda, era suficiente para que la casa quedase inmediatamente espiritada, embrujada. La mera posesión del mismo, era invitación a duendes y espíritus a entrar en tu casa y quedarse en ella para siempre.
Duendes malignos que en más de una ocasión, haciendo la vida insoportable a los habitantes de la morada llegaron a hacer que estos abandonaran sus casas e incluso su pueblo. Algunas de estas casas o enclaves espiritados por el Libret, quedaron encantados hace más de mil años y aún a día de hoy podemos encontrar duendes y espíritus habitando en los más oscuro de sus alcobas y pasillos, como por ejemplo en la Aljafería o en el mismísimo castillo de Loarre.

La posesión de un grimorio podía conllevar en ocasiones algunos "problemillas"


Fórmulas, hechizos y conjuros van discurriendo a través de sus páginas.
Todas ellas arcanas, poderosas.
Se cree que algunas de sus copias, las más poderosas son las que realizó un monje alemán entre los años 1001 y 1010.
Jonas Sufurino es el nombre del fraile. Perteneciente al monasterio de Broken. Monasterio donde se decía se celebraban aquelarres y misas negras hace mil años.
Sufurino, explica en la introducción del Libret que este tratado fue copiado por él mismo de un original antiquísimo que, escrito en hebreo, le fue entregado por el mismo diablo.
Nos cuenta el monje que en el original, había una dedicatoria escrita de puño y letra y firmada por el diaple.
Él la tradujo y ésta decía así:

Dedicamos este libro al nuevo adepto en las ciencias desconocidas.

Debajo de esta dedicatoria había un apunte.
Una nota garabateada a mano y firmada al final. También se tradujo. Fue la siguiente:

Declaro que este libro me ha mostrado la verdadera sabiduría, logrando con su estudio un dominio absoluto

sobre todo lo creado.

¿ Sabéis quién lo firmaba ? Por supuesto. Cipriano el Mago.

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