Lo sucedido aconteció en medio de esa “fiebre” OVNI que
invadía España al final de la década de los 70.
Es el mismísimo J.J.Benítez el que se hace eco de este caso
y lo publica en su libro “La punta del
Iceberg”
El testigo en cuestión viajaba con su mujer y los dos eran
realmente igual de escépticos en estos temas. Él, un joven industrial
zaragozano, conducía el coche y el matrimonio salía de cenar de un conocido
restaurante de la localidad aragonesa de Esquedas.
El Seat 124 de nuestro testigo se quedó literalmente sólo en
la carretera cuando algo fuera de lo común, le ocurrió a la pareja de
declarantes.
Era ya noche cerrada, y cuando llevaban más o menos unos dos
kilómetros conducidos con las luces largas, pudieron observar a un individuo en
la cuneta, que les hacía señas para que parasen el coche.
Podía haber sufrido una avería y por supuesto, nuestro
hombre se dispuso a detener el vehículo.
Conforme se iban acerando al individuo algo parecía no...
“funcionar” correctamente…
Aquel tipo era extremadamente alto y llevaba un atuendo
realmente muy extraño. Tanto, que la esposa de nuestro testigo se asustó de tal
modo que le rogó a su marido que no parase el coche.
-“Cómo no voy a parar
a estas horas, mujer,. Pobre hombre”
La prensa se hizo eco del asunto ! |
El hombre esperó a que el coche se detuviera a su mismo lado
y entonces se agachó para ponerse a la altura de la ventanilla e hizo señas a
la mujer para que bajase la misma, pero ella tan sólo accedió a bajar una
rendija. Estaba literalmente horrorizada.
Nuestra pareja se percató de que aquel hombre medía más de
dos metros, aunque de cualquier modo y a través de la rendija, fue nuestro testigo
el que comenzó la conversación.
-“¿ Qué tal, que
necesita ?”
El extraño personaje les dijo al conductor y a su mujer que
necesitaba una llave de mecánico.
Nuestro protagonista no recuerda qué tipo de llave le pedía,
no era una llave inglesa, tenía otro nombre pero al principio me dijo “llave de mecánico”.
Como el hombre vio que la pareja estaban realmente muy
nerviosos trató de tranquilizarlos y les dijo literalmente:
-“No se asusten. Soy
el Doctor Flor. De Barcelona”.
El caso es que el gigante, según nuestro testigo, no tenía
acento catalán ni de ningún otro lado tampoco, su castellano era perfecto. El
chófer le preguntó al extraño personaje, que le contase qué tipo de avería
tenía, que quizás podría echarle una mano y el hombre alto le contestó un
escueto: “Es difícil”.
Nuestros amigos ya estaban aterrorizados por la imponente
estatura de aquel personaje y por los extraños ropajes que ellos calificaron
como “nada visto en este mundo” pero ahora es cuando se terminaron de
horrorizar.
Al fondo, sobre un campo, había un extraño artefacto
semicircular con “toda la pinta de una
nave espacial”, con extrañas lucecitas intermitentes de muchos colores.
Nuestros protagonistas no perdieron más tiempo y salieron disparados de allí. Y
es que el fenómeno OVNI es así en muchas ocasiones. Rozando lo totalmente
absurdo, como por ejemplo que un extraterrestre te pida una llave para arreglar
su nave espacial.
Y son además éstas absurdeces, las que hacen de cada caso un
fenómeno terrorífico, ¿ no creen ?.
Heraldo de Aragón inmortalizaba esta historia en Junio del
año 83.
También se averían los OVNIs ? |
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