La leyenda turolense nos habla sobre las dos torres mudéjares de Teruel.
Imponentes, recias. Preciosas. Auténticas obras maestras del arte musulmán.
No obstante las torres tienen una historia detrás muy curiosa y triste.
Hablamos de la Torre de San Martín y de la Torre de San Salvador.
Los proyectos para la construcción de estas torres, eran los arquitectos
Abdalá y Omar, los cuales eran grandes amigos.
La casualidad, como suele ocurrir en estos casos hizo que los dos mozos se
enamoraran de la misma muchacha.
La chica era Zoraida, una preciosa doncella de la localidad.
El padre de Zoraida era noble y de buen corazón y decidió dar la mano de su
hija para aquel maestro de obras que antes acabase su obra.
La bella Zoraida |
Los dos muchachos se pusieron a trabajar día y noche y las obras iban
creciendo día a día.
Desde las obras de Omar se veía crecer la torre de Abdalá y lo mismo ocurría
en caso contrario.
Al final fue el proyecto de Omar el vencedor, pues terminó su torre un
poquito antes que Abdalá y cuando llegó el gran día… apartó todo el andamiaje y
la descubrió.
¡ Horror ! ¡ La torre hoy conocida como de San Martín, estaba ligeramente
inclinada !
La enigmática belleza de la Torre de San Martín |
¡ Imposible !
Algo había fallado en los cálculos del maestro.
La decepción del muchacho fue tal que, subiendo a lo más alto de su obra,
se arrojó de cabeza desde arriba.
Omar murió al instante. Allí quedó su quebrado cuerpo para desesperación de
Zoraida, de Abdalá y de todo Teruel.
A los pocos días, se descubrió la torre de Abdalá.
Era preciosa. Perfectamente recta.
Hoy la conocemos como la Torre de San Salvador.
Abdalá se casó la bella Zoraida y fueron felices, aunque siempre que el
fantasma del pobre Omar visitaba sus recuerdos… su amor, se ensombrecía un
poquito.
Lo que siempre se dijo y se comentó a modo de chascarrillo, es el enorme
parecido que a día de hoy puede comprobarse, entre la torre de Abdalá y la de
San Martín.
¿ Creéis en las casualidades…?
El Salvador |
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