Esconjuramiento

Santa Bárbara bendita.
Que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita.
Líbrame de las centellas y del rayo que crepita.

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viernes, 7 de febrero de 2020

El Aragón mágico en Aragón TV... IV

En esta ocasión los escritores Carolina Millán y Joan Rosell se desplazan y nos cuentan maravillosas leyendas desde las localidades de Guadalaviar, Orihuela del Tremedal y Bronchales.
Vírgenes, dragones, fuentes mágicas, moricas encantadas...
Adéntrate.


domingo, 25 de febrero de 2018

El cojo de Calanda




El milagro que la Virgen obró en Miguel Pellicer, más conocido como “el cojo de Calanda” es uno de los que más sospechas y escepticismo han levantado en los últimos tiempos.
Y decimos “en los últimos tiempos” pues se tuvo un 100% de Fe en el milagro hasta hace relativamente poco, cuando unas investigaciones médicas revelaron que quizás el milagro, no fuese tal.
Miguel Juan Pellicer Blasco natural de Calanda, estaba trabajando en Castellón a la edad de 19 años.
Mes de octubre de 1637. En mitad de unas faenas agrícolas a Miguel le pasa accidentalmente un carro lleno de trigo por encima de su pierna derecha.

Representación del accidente de Miguel Pellicer

Lo antes posible es trasladado al Hospital de Gracia de Zaragoza.
El cirujano Don Joan de Estanga dictamina que la pérdida de la pierna es irremisible y se encarga él mismo de amputarla.
El Practicante Don Juan Lorenzo García es el encargado de enterrar la pierna de Miguel y hasta aquí todo normal.
Miguel visita la entonces iglesia del Pilar donde confiesa, comulga y se hace devoto de la Virgen patrona de toda  la hispanidad.
Ojo a todo lo que va a acontecer a partir de ahora, pues el milagro de Calanda es uno de los más documentados que tenemos en nuestro país.
Miguel con su pata de palo, va haciendo los trabajos que buenamente puede aunque vive principalmente de las limosnas que recoge en la puerta del antiguo templo del Pilar.
Logra alcanzar bastante popularidad entre los ciudadanos de Zaragoza pues su simpatía y gracia eran diarias.

Actual Basílica del Pilar

En el mes de Marzo del año 1649 vuelve a su pueblo, a Calanda.
Se sabe que el día 29 de este mismo mes, trabaja en el campo como puede ayudado por su hermana y recoge algunos sacos de estiércol.
Cansado como está, se acuesta pronto. A las diez de la noche, delante de varios vecinos se quita la pata de palo y se acuesta en un improvisado lecho en la habitación de sus padres al tener su habitación ocupada por unos soldados alquilados que pasaban por allí.
Cuando al poco rato, sus padres entran en la habitación se encuentran a Miguel profundamente dormido y ven que desde debajo de la colcha sobresalen dos piernas. Completamente alucinados, despiertan al mozo y este les comenta que estaba soñando que estaba en una capilla del Pilar y que se untaba el aceite de las lámparas de la actual Basílica como tantas y tantas veces había hecho realmente.
Rompen todos a llorar y dan gracias a la Virgen.
La pierna restaurada era exactamente la misma que la pierna amputada y enterrada.
Tenía incluso las mismas cicatrices y la marca de la mordedura de un perro que Miguel sufrió siendo niño.
Milagro. ¡ Milagro !
La Virgen había actuado en el bueno de Miguel. El milagro estaba constatado por los médicos y por todos los vecinos de la localidad de Calanda que lo vieron e incluso por media Zaragoza donde era tan conocido y querido.
El fenómeno era tan indiscutible que la iglesia lo admitió como uno de los milagros de la Virgen del Pilar y ojito… que no admiten cualquier cosa.

¡ Milagro !

El Vicario Don José Herrero celebró al día siguiente en la parroquia de la localidad una misa multitudinaria con Miguel y la Virgen como estrellas de la festividad.
El día 2 de Abril, llega desde Mazaleón el Notario Don Miguel Andreu y levanta acta del suceso.
Acta que se conserva durante todo el año de 1640 en el despacho del Alcalde de Zaragoza.
A Zaragoza llega Miguel con sus padres el día 25 de Abril y tras dar gracias a la Virgen por el milagro se entrevistan con el Cabildo y le entregan toda la información del milagro, recopilada por Don Martín Corellano, Justicia de Calanda.
La noticia se difunde por supuesto por toda España y es el día 5 de Junio cuando se inicia el proceso arzobispal para calificar el hecho como milagro.
El propio Cabildo contribuye de su bolsillo al sustento de Miguel y su familia mientras el proceso tiene duración y justo un año después cuando se produce la buena noticia.
El Arzobispo Pedro Apaolaza, asesorado por nada más y nada menos que nueve consultores médicos y tras haber interrogado a veinticinco de los testigos más serios, declara el milagro como real.
El informe es celebrado en la plaza del Pilar con grandes festejos.
En ese mismo año, Miguel es recibido en la corte de Madrid por el mismísimo Felipe IV quien llega a besarle la pierna a Miguel.
Ahora bien.
Investigaciones modernas del cadáver de Miguel, enterrado en Velilla de Ebro, nos revelan otras cosas.

¿ Picaresca...?

El Notario de Velilla de Ebro, nos da acta de cómo el cadáver es investigado nuevamente en el año 1950.
Nos revelan estas indagaciones CASI con total seguridad que la pierna no fue amputada.
Nos dicen estas modernas pesquisas que bien se pudo haber mantenido la pierna doblada para disimular la desaparición de la misma y poder cobrar limosna pues lo cierto era que la pierna herida no servía para caminar.
¿ Los documentos médicos de la época están equivocados o falsificados ?
¿ Era Miguel Pellicer un pícaro, tan propio de su siglo ?
¿ Logró engañar a todos sus vecinos, amigos, familiares, médicos y eclesiásticos ?
¿ O por el contrario la Virgen del Pilar realizó el milagro… ?
Para un aragonés, la Virgen del Pilar es capaz de eso y de mucho más.
Solo es… cuestión de Fe y devoción.
El 17 de Septiembre de 1950, se volvió a enterrar los huesos.
El día 28 el caso quedó cerrado para siempre
No entraremos desde aquí, en la verdad o fraude del milagro del cojo de Calanda.
El poder de la Fe realmente no tiene límites.
Y el de la Virgen del Pilar, tampoco.

Nuestra Señora del Pilar. Patrona de Zaragoza y de toda la hispanidad


domingo, 22 de octubre de 2017

El milagroso olivo de Estercuel



Tenemos esta historia perfectamente datada pues es precisamente el día 1 de Marzo del año de 1258 cuando el señor de aquella zona, Don Gil de Ambrosillo hizo una espectacular donación a los religiosos del Monasterio de la Orden de la Merced.
Donó la ermita de la Virgen, la finca y las tierras que colindaban.

El imponente Monasterio del Olivar...

...y la ermita !

Cercanas a la ermita había unas tierras con unos pocos olivos y es precisamente sobre uno de ellos donde se apareció la Virgen al pastor Pedro Novés.
El olivo fue venerado desde entonces y gozó de una increíble popularidad llegando a producir milagrosas sanaciones y favores a los fieles que acudían a rezar bajo sus ramas.
En el año 1614 Tirso de Molina llegaba a escribir un relato sobre el milagroso olivo aragonés.
La alegría duró hasta la guerra civil del año 36. En ese duro momento de nuestra historia, las tropas republicanos le prendieron fuego al olivo junto con una antigua talla de la Virgen.
Una de estas barbaridades que se hacen en las guerras.
Años después se plantó otro, para que el culto y la ilusión pudiesen seguir pero… ya no fue lo mismo.

Romería al olivo poco antes de la guerra

domingo, 30 de julio de 2017

El milagro de la eucaristía en Aguaviva



El caso corresponde a la Víspera de San Juan, noche mágica donde las haya, en el año 1475.
La iglesia parroquial de Aguaviva en Teruel, se halla bajo la advocación y protección de San Lorenzo y Santa Bárbara.
El párroco era Mosén Bartolomé Sanz.
Mosén Bartolomé, había consagrado una hostia muy grande y así de esta guisa, pensaba exhibirla al día siguiente durante la procesión del Corpus.
La recogió junto con tres hostias más pequeñas en una urnilla de plata, uno de los tesoros de la parroquia.

Iglesia parroquial de San Lorenzo

El Mosén se marchó  a casa y la iglesia quedó sola.
Pudo ser probablemente un accidente con algún cirio mal apagado pero el caso es que sobre las 10 de la noche, se declaró en la iglesia un incendio de tal magnitud que ni entre todo el pueblo pudieron sofocarlo y tan solo podían mirar cómo su iglesia se hacía cenizas y escombros.
Al día siguiente, cuando ya se pudo entrar, Mosén Bartolomé dedicó todo el día a buscar la cajita con las hostias, era lo único que le importaba y tres días estuvo el pobre hombre buscando sin éxito alguno.
A la mañana del tercer día, Mosén Bartolomé recibió la visita del vicario de La Ginebrosa, el cual había acudido con intención de consolarle.
Mosén Bartolomé estaba completamente agotado y se marchó a casa para atender a su invitado.
Pero dejó al monaguillo en las puertas de la ruinosa iglesia.
El cura no quería que nadie pudiese entrar dentro y llevarse las hostias y dejó al monaguillo encargado de no permitir la entrada a nadie bajo ningún concepto hasta que él  llegase por la mañana.
El monaguillo quedó al cuidado de la puerta y al poco de anochecer, llegaron antes él tres hombres.
El chico intentó impedirles la entrada pero le asustaron tanto y le parecieron realmente tan venerables que fue incapaz de frenarles el paso.
Los hombres no le hicieron caso y se echaron a reir, penetrando en el reciento. El monaguillo les siguió hasta el altar mayor.
En el momento en el que llegaban allí los tres hombres se tornaron tan blancos y resplandecientes que el monaguillo se asustó y salió corriendo a avisar al cura.
El cura de Aguaviva y el de La Ginebrosa, acudieron de inmediato y se encontraron con que los tres hombres ya no estaban. Habían desaparecido.
En cambio lo que sí que encontraron fue la gran hostia que Mosén Bartolomé había consagrado tres días antes.
La hostia con un borde plegado y, dentro del pliegue, las tres pequeñas hostias llenas de sangre.
El milagro se había producido.
Se piensa como afirmación popular,  que los tres hombres que penetraron aquella noche en la iglesia eran San Pablo, San Pedro y San Lorenzo.

Ostias sangrantes