Para
franquear desde Biescas al Valle de Tena, el paso obligatorio es el del llamado
Congosto de Santa Elena.
Esta marcha
es un enclave natural excavado durante siglos por el rio Gállego y lleno de
leyendas y mitología, de dólmenes y energías mágicas y además, se decía que en
la zona… solía deambular el mismísimo diablo.
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El impresionante Congosto de Santa Elena... |
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...lugar mágico y legendario ! |
La leyenda
nos habla de un joven del valle que, perdidamente enamorado de una moza de la
zona, no hacía otra que pasear por los parajes suspirando y ensimismado en sus
pensamientos amorosos para con la chica.
El chico
declaraba su amor a la joven, prácticamente, todos los días pero ella no sentía
la más mínima atracción por él y le rechazaba una vez tras otra.
Cierto es que
el mozo se encontraba completamente desesperado y es por ello que
maliciosamente, una noche, allí en el mismo Congosto de Santa Elena se le
apareció el diaple.
El demonio,
pretendiente de la pura alma del mozo, le ofreció un pacto.
Un terrible pacto
diabólico y le dijo lo siguiente:
“No te preocupes más por la moza pues tuya ha
de ser.
Lo único que tienes que hacer es ponerte
a mi servicio, abrirme un poco la puerta y dejarme entrar en tu espíritu”
El chico, tan
enamorado como estaba y capaz de cualquier cosa por el amor de la doncella, se
ofreció al diablo y quedó poseído.
Al final, como
era de esperar, la muchacha cedió a las pretensiones del joven y quedaron los
dos enamorados.
Tal era el
poder de este diaple montañés.
Pasaron los
años y una tarde, cuando los dos enamorados regresaban de un rodeo campestre,
paseando, felices, con sus manos entrelazadas, se encontraron “casualmente” con
el diaple quien, disfrazado como un campesino y sin perder ni un segundo, le
recordó al muchacho su anterior pacto con las siguientes palabras:
“Hola chico. Espero que recuerdes que aunque
nada te haya ordenado en estos meses a mi servicio sigues y tienes que hacer
cuanto yo te ordene. En caso contrario, te quitaré lo que te di, además de
castigarte”
El muchacho,
horrorizado ante la probabilidad de perder a su estupefacta amada, la cual no
comprendía nada de la situación, le suplicó al diaple que no hiciese nada y le
juró y perjuró que haría todo lo que este le pidiese.
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No siempre el diaple se nos aparece con su apariencia clásica |
El diablo,
sonriendo satisfecho, le pidió al muchacho que se subiera a la chica sobre su
espalda y una vez de esta guisa, a corderetas con la moza y a una palabra
mágica que el diaple pronunció, los tres salieron volando a toda velocidad en
dirección a la selvas de Asieso y alcanzando gran altura. Tal era la elevación que
habían alcanzado que algunos vecinos de Biescas, pudieron verlos volando contra
la silueta de la luna.
En un momento
del viaje el diaple le dijo al joven:
“Ahora es el
momento. Haz lo que yo te digo. Suelta a la moza, pues quiero ver cómo se
despeña contra las rocas del barranco. Hazlo, pues yo te lo ordeno y no puedes
desobedecerme”
El diaple se
quedó atónito al ver que el joven no lo hacía e intentó entrar dentro de él
pues hacía meses que ya tenía la puerta abierta y lo tenía poseído pero… ay
cual fue la sorpresa del maligno cuando vio que no podía entrar en el joven.
La puerta
estaba cerrada y por cierto, más cerrada que nunca.
Había
ocurrido que, tal y como se echaron a volar, la muchacha comenzó a rezar
fervorosamente a San Antonio, el patrón del pueblo y este otorgó al momento tal
poder a la pareja de enamorados que el diaple hastiado de la situación y viendo
que su poder nada podía, desapareció, haciendo que los muchachos aterrizaran
suavemente sobre el puente.
El puente que
a día de hoy se conoce como “El puente del diablo”
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El puente del diablo desde arriba... |
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...y desde abajo |