Los caballos de los grandes héroes siempre dejan alguna huella
cuando se trata de estos saltos mitológicos a los que nos tienen acostumbrados.
Babieca no podía ser menos y tiene varios saltos en
magníficas huidas en las que pudo ayudar a su señor a escapar siempre de un
número increíble de enemigos.
Una de las huellas de Babieca la tenemos localizada en la
población de La Iglesuela del Cid. Magnífico nombre el de esta población para
esta leyenda, ¿ verdad ?
El Cid estaba librando una gran batalla enfrente de la que
hoy es conocida como la ermita de la Virgen del Cid ( casualmente también ), en
la ya desaparecida población de Torrenubes.
La Virgen del Cid |
Hubo un momento en el que el número de enemigos era tal que
el Cid se encomendó a Dios Nuestro Señor y arremetió contra todo el ejército
musulmán él solo, sabedor de que esa tarde llegaría su muerte.
Pero no. No arremetió solo.
Sus plegarias fueron escuchadas por los cielos y de repente
apareció cabalgando a su lado nada más y nada menos que el mismísimo apóstol
Santiago sobre un caballo blanco y portando la cruz de San Jorge.
Los musulmanes huyeron aterrorizados y las huellas de la
tremenda arremetida tanto del caballo de San Jorge como de Babieca quedaron
grabadas en la tierra para siempre.
En el lugar se erigió un hito en honor al Santo patrón de España.
El peirón de La Iglesuela del Cid |
"La huella de Babieca" en la ermita de la Virgen del Cid |
También este legendario corcel dejó sus huellas entre otros
lugares en la población de Calanda.
En esta localidad, el Campeador, rodeado de enemigos tuvo
que huir y ante la inmensa crecida del rio Guadalope, su caballo no tuvo otro
remedio que dar un formidable salto atravesando el rio por los aires y cayendo
en una roca que ahora llaman “La pata del caballo”.
Tanto el puente como el arco que dan acceso a la población,
serían bautizados como “El puente del Cid” y “El Arco del Cid”.
No podía ser de otro modo.
La impresionante leyenda del Cid, presente en todo el terrotorio aragonés |
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